BUENOS AIRES – La familia de Susana Castellanos dejó en febrero de pagar el servicio de medicina privada porque no pudo soportar aumentos de 70 % en dos meses mientras ni a ella, profesora de inglés, ni a su marido, periodista, les subieron los ingresos. Sin embargo, dice que volvería a votar al actual presidente argentino, el ultraderechista Javier Milei, al cumplir 100 días de mandato.
“Habrá que sufrir un poco para ver si el país cambia. Antes vivíamos en una mentira, con el Estado repartiendo plata a medio mundo y mucho robo. Ahora eso se terminó”, dice Castellanos, quien tiene un hijo de 25 años desempleado, que vive con ella y su marido en Buenos Aires, y una hija de 21 que hace seis meses emigró a Australia y trabaja en limpieza de oficinas.
“Quisiera evitarlo, pero si no conseguimos otros ingresos le pediremos a mi hija que nos envíe dinero porque le va muy bien. Pero me gusta lo que está haciendo Milei. Está cortando muchos gastos del Estado que iban a militantes políticos. Yo le creo cuando dice que la situación va a mejorar; le doy tiempo hasta mitad de año”, agrega en diálogo con IPS.
Así como Susana Castellanos, muchos argentinos que la están pasando crecientemente mal parecen haberse convencido de que, después de 12 años de malos gobiernos, crisis económica y deterioro de las condiciones de vida, es necesaria una medicina amarga para que el país se recupere.
«No hay liderazgos ni ideas alternativas a la suya. Hoy aparece como el único que tiene una idea clara y que se muestra seguro y convencido de lo que hay que hacer. La otra es que ganó la elección sin prometer grandes cosas, a diferencia de sus dos antecesores que fracasaron. El solo prometió ajuste”: Valentín Nabel.
En ese clima, y sin grandes protestas en su contra, el outsider que supo aprovechar el enojo de la sociedad con los políticos, cumple el lunes 18 sus primeros 100 días como presidente, en los que ha ejecutado un fenomenal ajuste del gasto público, con un impacto sobre la vida de la gente como no se recuerda en este país sudamericano en tan poco tiempo.
“Muchos entienden que el esfuerzo y el dolor de estos meses se justifican por la intención de arreglar un problema que viene de hace mucho tiempo en la Argentina y que ha entrenado a la sociedad en el ejercicio de aguantar”, explica a IPS el investigador de opinión pública Valentín Nabel, presidente la consultora Opinaia.
Nabel considera que, a pesar del empobrecimiento de las mayorías, Milei tiene dos grandes ventajas ante la sociedad argentina, por las que su popularidad no se ve afectada.
“Una ventaja es que no hay liderazgos ni ideas alternativas a la suya. Hoy aparece como el único que tiene una idea clara y que se muestra seguro y convencido de lo que hay que hacer. La otra es que ganó la elección sin prometer grandes cosas, a diferencia de sus dos antecesores (el derechista Mauricio Macri y el centroizquierdista Alberto Fernández) que fracasaron. El solo prometió ajuste”, plantea.
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