Dadas las actuales crisis internacionales, el hecho de que Estados Unidos, China o Rusia hayan vuelto a aumentar enormemente su gasto militar tal vez no resulte una sorpresa. Tampoco que el gasto militar en África, Medio Oriente, Europa, Asia y Oceanía y toda América esté aumentando por primera vez desde 2009. Pero lo que ni siquiera el Instituto de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI) esperaba es que el mayor aumento porcentual en 2023, de un enorme 105 %, se produzca en un país como la República Democrática del Congo, con un conflicto interno prolongado.

Xiao Liang, investigador del Programa para Gasto Militar y Producción de Armamento del SIPRI, destaca en entrevista con DW: «Lo que nos ha sorprendido es la magnitud del aumento en el resto del mundo, particularmente en América Latina y África». En México y El Salvador, por ejemplo, los gobiernos utilizaron al Ejército en asuntos internos para combatir el crimen organizado y la violencia de las pandillas, y hay tendencias preocupantes similares en Ecuador y Brasil.

«Así que el aumento en sí no es demasiado sorprendente, pero la escala y el alcance sí lo son. Y en lo que respecta a la tendencia global, es probable que veamos una mayor carrera armamentística en los próximos años si continúan los conflictos y tensiones actuales». dice Xiao Liang.

Rusia está cambiando a una economía de guerra

Ucrania sigue siendo, como el año pasado, el conflicto número uno tras la invasión rusa. En 2023, el gasto militar de Rusia como porcentaje del producto interno bruto (PIB) alcanzará su nivel más alto desde el fin de la Unión Soviética, calcula Xiao Liang: un 5,9 %. Al mismo tiempo, en Ucrania este habría representado el 37 % del PIB. Según el investigador del SIPRI, la guerra está pesando más sobre Ucrania que sobre Rusia. Las crudas cifras siguen mostrando una batalla desigual, aunque Ucrania ha recuperado terreno gracias al apoyo occidental.

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