
La educación es un pilar fundamental para el desarrollo de cualquier nación, y en Ecuador, la candidata presidencial Luisa González ha puesto este tema en el centro de su campaña.
Durante el primer debate presidencial, González hizo hincapié en la urgencia de recuperar una educación pública, gratuita y de calidad para todos los ecuatorianos.
Su discurso no solo refleja su compromiso con el sistema educativo, sino también su preocupación por el futuro de miles de niños y jóvenes en el país.
El alarmante estado actual de la educación en Ecuador
Según estadísticas recientes, más de 72 mil niños y jóvenes han abandonado el sistema educativo en el último año.
Esta cifra revela una crisis profunda: casi 120 mil menores no se matricularon en escuelas, lo que se traduce en un futuro sombrío para una generación entera.
Durante su intervención, González enfatizó que estos números representan individuos, sueños y esperanzas que están en riesgo.
“No son un número, son el presente y el futuro de esta patria, son nuestros hijos”, afirmó con firmeza.
Además de la deserción escolar, González trajo a colación las alarmantes tasas de violencia que afectan a los niños y jóvenes, subrayando que la primera causa de muerte en este grupo etario es el homicidio.
La candidata propuso que un gobierno comprometido es esencial para revertir estas realidades trágicas y que garantizar el acceso a una educación de calidad es una de las mejores maneras de combatir la violencia.
Mejorar la infraestructura en educación
Una parte crucial de la propuesta de González consiste en abordar el deterioro de la infraestructura escolar.
Casi el 90% de las instalaciones educativas en el país están en condiciones lamentables, lo que representa una barrera significativa para el acceso a la educación.
González prometió que los arreglos y mantenimientos de los colegios no recaerán sobre los padres de familia, muchos de los cuales ya enfrentan dificultades económicas.
“Nosotros no les vamos a hacer pagar eso a nuestros padres y madres que sueñan que sus hijos se eduquen”, destacó.
Para mejorar la calidad educativa, la candidata también se comprometió a reinstalar a los docentes que fueron despedidos en su administración anterior y a proporcionarles capacitación continua.
Reconocer el valor de los educadores y ofrecerles un entorno laboral adecuado es crucial para alcanzar estándares altos de enseñanza.
Mejoras en la seguridad y el bienestar de los estudiantes
La seguridad en las escuelas también fue un punto clave en el discurso de González.
Propuso implementar medidas de seguridad, como la instalación de cámaras de videovigilancia y la creación de líneas anónimas para denunciar actos violentos.
Estas acciones buscan crear un ambiente seguro donde los estudiantes puedan aprender sin miedo.
“Vamos a recuperar la educación y a nuestros niños y jóvenes, para que no sigan siendo presa de la violencia,” afirmó con determinación.
Además, la candidata mencionó la importancia de programas de bienestar que incluyan desayunos escolares y provisión de útiles y uniformes.
Según dijo esto se hará mediante la economía popular y solidaria, destinada a beneficiar tanto a los estudiantes como a sus familias.
Al dinamizar la economía local, González espera mejorar las condiciones de vida de los ecuatorianos y fomentar el acceso a la educación.
Un llamado a la acción y esperanza para el futuro
Las propuestas de Luisa González reflejan un profundo compromiso con el bienestar de la población ecuatoriana, especialmente los más vulnerables.
Su enfoque en la educación gratuita y de calidad se presenta como una solución integral a problemas arraigados en el sistema educativo del país.
En medio de cifras preocupantes de violencia y deserción escolar, su llamado a la acción resuena con la necesidad urgente de restaurar la fe en las instituciones educativas.
La visión de González es clara: un gobierno presente que brinde oportunidades equitativas para todos, garantizando que cada niño y joven tenga acceso a una educación que les permita construir un futuro mejor.
Con el apoyo del electorado, esta propuesta podría ser el primer paso hacia el renacimiento de la educación en Ecuador, donde cada niño tenga la oportunidad de soñar y alcanzar su máximo potencial.