¿El nuevo Ecuador?: el del planeta sol; de la república Amazónica; del ahorro de asesinados; de los niñeros, de las barcazas que aún huelen a pescado; de los recogedores de basura que luego lo convierten en votos en la Asamblea para tranzar inocencias; del de más impuestos y endeudamiento sólo para pagar deuda vieja al mismo chulquero; el de más pauta porque los mediáticos son exigentes; el de los buenos negocios en familia y en gallada; el de la mentira sin rubores, mientras se incrementan las exportaciones bananeras en polvo. En serio, ¿es el nuevo Ecuador? Pero si está igualito al viejo país de la partidocracia atracadora. Son siameses. Agréguese la justicia que agoniza en el laberinto de su descrédito, mientras uno de ellos, el que liberó a Rasquiña y condenó a Correa por influjo psíquico, convencido como lo dijo expresamente, que era inocente; asoma de candidato, buscando inmunidad para la impunidad. Pero acierta el joven en su propia descripción: “hay políticos que ya están en campaña y que quieren llegar al poder de la única forma que conocen: engañando”. El espejo no miente. 

Más “pruebas del nuevo Ecuador”: el país registra la ola migratoria más alta de los últimos seis años. Por otro lado, su “vocación privatizadora” queda en evidencia cuando el ministro de Economía considera entregar a la inversión transnacional los principales campos petroleros en plena producción, como Sacha y Amistad que son la joya de nuestra corona. Alega una supuesta caída en la producción, desmentida por el gremio de los trabajadores petroleros, quienes con el informe estadístico de Petroecuador demuestran que la producción de 386.504 barriles diarios de 2023 se ha incrementado a 387.593 en el primer semestre de 2024. Más bien se preguntan si es verdad que sólo este año se le ha quitado a Petroecuador cerca de 600 millones de dólares destinados a incrementar la producción. ¿A dónde habría ido ese dinero?, porque la ejecución presupuestaria en este año es de apenas el 15%. Qué vergüenza, Veguita, todo para justificar la privatización. 

Las mismas prácticas de los politiqueros evasores: atacar a los que se les oponen. Mienten a sabiendas de que las mentiras tienen patas cortas y no hay plataforma que les salve. A la Legislatura por el cumplimiento de su función fiscalizadora, le acanallan para defender a una ministra impresentable y ahorrativa… de muertos. Lo último de la bancada oficial: una de sus recientes contrataciones que estuvo de binomio por otro partido, reniega del Socialismo que ayer ensalzó con delirio, para insultar la integración regional de la UNASUR, tratando de justificar el ilegal traspaso de sus instalaciones a la Senescyt que su jefe juró eliminar. No tienen idea del marco legal que rige a ese organismo regional que levantó su sede en la mitad del mundo, en terrenos propiedad del Gobierno Provincial de Pichincha, mediante convenio que estipula la forma de reversión a su dueño original si dejara de funcionar, que no es el caso, porque aún hay naciones que la mantienen en vigencia. El traidor intentó lo mismo y ni los beneficiarios le tomaron en serio. Es el mismo que despreció los Centros de Alto Rendimiento construidos por la RC, porque según él, no hemos ganado ni una medalla olímpica y ahora se atreve a felicitar a nuestros deportistas que levantan las preseas para orgullo del Ecuador, menos de uno… 

Artículo firmado por Juan Cárdenas

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