En el debate, mientras González presentó propuestas claras y ambiciosas, Noboa recurrió a ataques personales y no a soluciones concretas.

Por Manuel F. Díaz

El debate presidencial celebrado la noche del 23 de marzo se convirtió en un escenario crucial para que los candidatos Luisa González y Daniel Noboa expusieran sus visiones para Ecuador.

Mientras González presentó propuestas claras y ambiciosas, Noboa pareció tambalear en su discurso, recurriendo a ataques personales en lugar de ofrecer soluciones concretas.

Este contraste dejó al país enfrentado a una realidad inquietante: la crisis multidimensional que atraviesa Ecuador requiere respuestas contundentes, y el debate reveló las diferentes aproximaciones de ambos candidatos.

Compromiso con la Seguridad

Uno de los puntos más resaltantes del debate fue el enfoque de Luisa González sobre la seguridad.

Su propuesta de retomar el control estatal sobre puertos, aeropuertos y fronteras es, según ella, fundamental para desarticular las redes de narcotráfico y criminalidad que asolan al país.

La candidata argumentó que el restablecimiento de unidades de inteligencia militar es una necesidad urgente, después de que su desmantelamiento durante el gobierno de Noboa debilitara significativamente las capacidades del Estado.

González enfatizó la importancia de modernizar la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, proponiendo una inversión en formación y equipamiento.

“No se trata solo de proporcionar herramientas, sino de preparar a nuestras fuerzas para enfrentar un entorno violento”, indicó.

En contraste, Noboa se limitó a repetir promesas anteriores sobre equipamiento militar y cooperación internacional, a pesar de que la realidad ha mostrado un incremento alarmante en la violencia, incluyendo tasas récord de homicidios y extorsiones.

Una visión integral para la salud

En materia de salud, Luisa González propuso un enfoque multifacético. Al planear la creación de dos millones de empleos en cuatro años, busca no solo incrementar la afiliación al IESS, sino también asegurar la dignidad y los derechos de los trabajadores.

Su visión incluye reformas estructurales dentro de las instituciones de salud, con la intención de colocar personas capacitadas en posiciones clave.

Por su parte, Noboa trató de escudarse en la narrativa de una supuesta herencia de problemas, citando una deuda al IESS de más de 2.600 millones de dólares como justificación de la crisis.

Sin embargo, su administración aún enfrenta serios desafíos, como la falta de personal y medicamentos, además de un presupuesto estancado que sigue por debajo de lo recomendado para garantizar cobertura universal.

Las promesas de modernización y eficiencia parecen diluirse frente a un sistema en deterioro que sigue sin abordar sus carencias más críticas.

Educación: un futuro en juego

La educación es otro pilar de las propuestas de González, quien destacó la grave situación de la infraestructura escolar en el país.

Con casi el 90% de las escuelas en condiciones deplorables, prometió que los costos de mantenimiento no recaerían en los padres y se comprometió a reinstalar a docentes despedidos, asegurando capacitación continua.

Para mejorar la calidad educativa, la candidata también se comprometió a reinstalar a los docentes que fueron despedidos en su administración anterior y a proporcionarles capacitación continua.

Reconocer el valor de los educadores y ofrecerles un entorno laboral adecuado es crucial para alcanzar estándares altos de enseñanza.

La seguridad en las escuelas también fue un punto clave en el discurso de González.

Propuso implementar medidas de seguridad, como la instalación de cámaras de videovigilancia y la creación de líneas anónimas para denunciar actos violentos.

Noboa, en cambio, mostró signos de nerviosismo durante este eje del debate, repitiendo frases vacías y evitando la mirada directa hacia su oponente.

Sus afirmaciones sobre haber reducido la deserción escolar y mejorado la infraestructura educativa chocaron con realidades duras: cifras récord de abandono y promesas incumplidas.

Aunque habló de becas y bonos, las pruebas documentales indican que muchos de estos programas carecen de los acuerdos necesarios o se encuentran en fase preliminar.

¿Qué dejó el debate?

Este debate presidencial ha dejado claro que Ecuador se encuentra en una encrucijada. La ciudadanía necesita líderes capaces de abordar con seriedad los múltiples problemas que enfrenta el país.

Mientras Luisa González ofreció una visión clara y proactiva para un Ecuador que busca salir de la crisis, el discurso de Daniel Noboa, lleno de dudas y evasivas, no parece estar a la altura de las exigencias actuales.

La diferencia entre ambos candidatos se evidencia no solo en sus propuestas, sino también en su capacidad para conectar con la realidad de los ecuatorianos.

En tiempos donde la violencia, la salud y la educación son temas candentes, el futuro del país depende de decisiones y acciones firmes.

El debate puede haber sido un primer paso, pero queda un largo camino por recorrer antes de que las promesas se conviertan en realidades tangibles para todos los ecuatorianos.

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