Responde esta pregunta el Ing. Fernando Salinas, presidente del Foro Energético, que actualmente reúne ya a 3.000 expertos en el área, sector productivo y Academia: El Plan Maestro de Electrificación establece que la primera es la hidroenergía con un potencial desarrollable de 24.000 MW. Le sigue la eólica con un potencial de 1.800 MW, la fotovoltaica con 1.000 MW como potencial con el desarrollo de megaproyectos. La geotermia podría aportar con 400 o 500 MW.
Salinas indica que micro proyectos que diversifiquen la generación pueden sumar a estas estimaciones técnicas, pero que es claro para dónde debe dirigirse el desarrollo del sistema eléctrico ecuatoriano.

Ing. Fernando Salinas, presidente del Foro Energético
Y al respecto destaca que de las obras no hay que ver el gobierno en que se construyeron sino su utilidad y servicio a la sociedad, a los sectores productivo y comercial y al desarrollo del país y que en ese enfoque es innegable el aporte de Coca Codo Sinclair.
Como experto sustenta su afirmación con datos: La demanda del Ecuador es de alrededor de 30.000 GW/hora por año y Coca Codo Sinclair proporciona 25% y un poco más: 8.000 GW hora por año.
Adicional a esto, aun en un año duro de estiaje, la central más grande del país ha llegado en 2024 a récords de producción que han subido su factor de planta del 50% a 60%. ¿Qué quiere decir esto? Que Coca Codo Sinclair ha dispuesto su potencia máxima el 60% del tiempo de funcionamiento durante el año.
Establece Salinas que de 2008 a 2017 se duplicó capacidad de generación del Ecuador entre térmica e hidroeléctrica y pasó de 3.500 a un poco más de 7.000 MW de potencia instalada. Tal fue la situación que entre 2017 y 2021, el país fue excedentario y pudo exportar a Colombia y en algunos casos, a Perú.
“La infraestructura no tiene ideología, está para servir al país y es importante que estén al servicio de la ciudadanía. El ataque ideológico a la central Coca Codo Sinclair y otras que se construyeron en el llamado correato es injustificado. Son proyectos que están en marcha, generando”, indica.
Dos situaciones previsibles son las que han resultado en la crisis que estamos atravesando: el estiaje que es la sequía que se presenta todos los años, de octubre a marzo, con diferentes grados, unos muy secos y otros extremadamente secos, como el actual
La otra situación es producto del manoseo político de las empresas y de la irresponsabilidad de los gobiernos de Lenín Moreno y de Guillermo Lasso, dice Salinas, al enfatizar que sabiendo que la demanda crece anualmente, no se incorporó generación en 7 años. “Debe haber inversión estatal, sea por endeudamiento o por apertura al sector privado, pero cuando empatan la oferta con la demanda, ya se entra en un entorno crítico”.
En su análisis puntualiza tres aspectos estructurales que no se han enfrentado para solucionar la crisis eléctrica:
1. El gobierno de transición enfoca sus medidas en atender a través de generación térmica emergente un tema puntual. El estructural está en pie. Hay falta de oferta energética: la demanda anual sube de 400 a 500 MW por año y la generación está estancada.
2. La posibilidad de que la inversión privada tenga interés en el sector energético está limitada por la tarifa deficitaria que mantiene el Ecuador y no cubre costos de la cadena de generación, de distribución ni de transmisión. Ya en 2018, la agencia de regulación y Control de Energía en ese entonces hizo un estudio que fijó la cifra en 16 centavos, cuando lo que se paga es alrededor de 10 centavos. Así difícilmente van a venir inversionistas, ni las empresas públicas podrán invertir en expandir la red, lo que se mantendrá el próximo año en que no hay prevista una revisión sustancial de costos.
3. El tercer problema estructural es la politización, desprofesionalización y falta de eficiencia de empresas eléctricas. No existen gobiernos corporativos, hay diferencias de enfoque que no dejan tomar decisiones correctas en los directorios de las empresas y la presencia del Ministerio de Energía y de los GADs no siempre hacen contrapesos. La situación se expresa en la elevación de pérdidas comerciales y técnicas a escala nacional de 12% en 2017 a 16% actualmente, con empresas de CNEL que incluso llegan a 30% de pérdidas, es decir que 1 de cada 3 kW facturados no se recupera.
Medidas como el apagón industrial decretado por el gobierno nacional no ayuda al país, que necesita una reactivación real con un Estado que garantice un suministro estable, confiable y asequible a la ciudadanía y al sector industrial, apunta al calificar a esta decisión como contraria a ese propósito.
Lamentablemente, el experto no ve que la crisis eléctrica en el país sea de corto plazo y que podrían presentarse iniciativas que en lugar de generar la expansión del sistema apuren la quiebra de las empresas públicas.
En cambio, hay opciones de solución a problemas como el del arbitraje internacional entre el Estado y Sinohydro por Coca Codo Sinclair en que se podría aplicar la concesión como solución y hacer frente al riesgo que tiene el fenómeno natural de la erosión regresiva para la central y que, señala, se habría presentado con o sin la construcción de esta obra.
FIN