Verduga recuerda que hay gobiernos, como el de Guillermo Lasso, que no han cumplido con su deber de proteger a la sociedad de la corrupción.

En la compleja realidad política de Ecuador, la lucha contra la corrupción se ha convertido en un tema candente, y uno de los protagonistas de esta batalla es Augusto Verduga, exconsejero del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS).

En los últimos días, Verduga ha alzado la voz para denunciar lo que él considera una clara persecución política derivada de su firme postura contra las mafias políticas y económicas que corren por el país.

Una lucha resiliente

El trabajo incansable de Augusto Verduga en el CPCCS ha sido destacado por muchos como un baluarte en la defensa de la transparencia y la ética pública.

A pesar de los riesgos que conlleva enfrentarse a estructuras de poder consolidadas, Verduga ha mantenido su compromiso de desenmascarar actos de corrupción.

En su reciente pronunciamiento, subraya que su accionar no ha sido solo por principios, sino también a raíz de la creciente preocupación por la infiltración del narcotráfico en las instituciones del Estado, un fenómeno que ha alcanzado su apogeo con el caso “León de Troya”, el mayor escándalo de narcotráfico en la historia reciente de Ecuador.

La implicación de altos funcionarios en estos casos ha colocado a Verduga en la mira de ataques mediáticos y políticos.

Ante los comentarios del expresidente Guillermo Lasso, quien sugirió que la información publicada de su celular era parte de un complot, Verduga reafirmó su postura a través de la red social X, acusando a Lasso de ser parte del problema en lugar de la solución.

De acuerdo con Verduga, su valiente esfuerzo por combatir la corrupción le ha valido ser víctima de un proceso de deslegitimación y acoso político.

Guillermo Lasso ¿Doble moral?

La respuesta de Guillermo Lasso a las denuncias de Verduga refleja no solo la polarización política en Ecuador, sino también la tensión que existe en torno al combate de la corrupción.

Lasso, recordando la consulta popular de 2023 que prometió mejorar la seguridad y combatir el narcotráfico, ha intentado desviar la atención de las acusaciones directas hacia su administración.

Sin embargo, los comentarios de Verduga han expuesto las contradicciones en la política del expresidente, sugiriendo que sus promesas se vieron socavadas por la realidad de los hechos.

Verduga señala que durante la gestión de Lasso se gestó el caso de narcotráfico más grande de la historia del país, y lo hace con un propósito claro: recordar a la ciudadanía que hay administraciones que no han cumplido con su deber de proteger a la sociedad de estas amenazas.

Al afirmar que su persecución es una consecuencia directa de su trabajo, pone sobre la mesa una narrativa de victimización que puede resonar profundamente entre aquellos que han sentido los impactos de la corrupción en su vida diaria.

Lucha colectiva, no individual

La situación de Augusto Verduga invita a la sociedad ecuatoriana a reflexionar sobre el estado actual de la política en el país.

La lucha contra la corrupción no debería ser una batalla individual, sino un esfuerzo colectivo donde todos los ciudadanos demanden rendición de cuentas y transparencia a sus líderes.

La denuncia de Verduga sobre su persecución política llama a la unidad en la lucha contra prácticas corruptas que afectan a la democracia y el bienestar de la población.

Es crucial que la población mantenga un enfoque crítico hacia sus representantes y esté dispuesta a cuestionar las narrativas oficiales, sobre todo cuando estas parecen ocultar la verdad detrás de hechos tan graves como el narcotráfico y la corrupción institucionalizada.

Desde el ámbito político hasta el judicial, cada sector debe ser vigilado con rigor y responsabilizado por sus actos.

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