
ENERGreen Talks 2025: Una ruta para las energías limpias sigue dando qué decir por el alto nivel de sus expositores y la diversidad de planteamientos que se posicionaron en este foro. Uno de ellos fue el de reconocido jurista Stevie Gamboa, socio de la firma Pino Elizalde Abogados, quien recalca que la inversión extranjera, más si es cuantiosa, se da en un entorno de confianza y estabilidad que genere el país.
En el ámbito de las inversiones estratégicas, recibir una obra concluida no es solo un trámite administrativo, sino una señal de estabilidad y confianza para futuros proyectos. Así lo sostiene el abogado Stevie Gamboa, quien advierte que negar la recepción de una obra terminada puede derivar en una crisis de credibilidad para el país.
Explica que cuando una inversión significativa llega a un país, existen dos maneras de cerrar el proceso. La primera y la mejor es la vía institucional y amigable
La obra es recibida en los plazos previstos, generando seguridad jurídica para nuevas inversiones. Esto fomenta la confianza en el mercado, asegurando que proyectos futuros puedan desarrollarse con reglas claras y previsibilidad.
La segunda vía es la de la incertidumbre. Si el Estado no acepta la obra, se abre un terreno de disputa donde actores externos—como la Contraloría o la Asamblea—intervienen y complican la resolución. Este es el caso de CCS, una obra operativa que lleva ocho años sin ser oficialmente recibida por el país, pese a estar funcionando a plena capacidad y generando energía.
Coca Codo Sinclair es operada por el Estado ecuatoriano, a través de CELEC, desde 2016, pero no está oficializada la entrega total. La negativa estatal de recibir la obra afecta la operatividad de proyectos estratégicos y socava la percepción del país como un destino seguro para inversionistas.
Para Gamboa, este tipo de incertidumbre representa un obstáculo crítico ya que cuando un país rechaza recibir una obra terminada, el mensaje que envía es de inestabilidad. Si la inversión no tiene garantías, los proyectos futuros pueden verse comprometidos.
Más allá del debate técnico que en los hechos está superado por el funcionamiento pleno de la central Coca Codo Sinclair, el problema es claro: la estabilidad jurídica y política son fundamentales para el desarrollo de infraestructura en el país.
Recibir la obra, cerrar ciclos de inversión con transparencia y garantizar condiciones favorables para futuros proyectos es una necesidad urgente y una decisión estratégica que podría impulsar a Ecuador como líder de energías limpias en América Latina, con China como un socio clave en ese camino, considerando las posibilidades de inversión y cooperación que abrió el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Ecuador y esa potencia.
FIN
