La periodista ecuatoriana Karol Noroña presentó este domingo en la Feria Internacional del Libro de Quito (FilQuito 2024) su libro «Ausencias: nombrar al Ecuador profundo», donde narra varias historias de víctimas de la violencia y relata su propio exilio tras recibir amenazas de muerte por sus reportes sobre los crímenes, una situación que persiste en el tiempo, sin que el Estado haya podido detener esta situación.
«Si los presos no nos hablaran, no sabría que hubo alertas en cada masacre, si los presos no nos hablaran no sabríamos que las armas ingresan en complicidad de funcionarios públicos y si los presos no nos hablaran, como Felipe, no sabríamos que los dejaron morir «, dijo Noroña al narrar entre lágrimas y aplausos un pasaje de su texto ante los asistentes a la sala número de II del Parque Bicentenario, repleta de público.
La joven reportera dijo a los presentes que cuando existen estas muertes se truncan proyectos de vida de ciudadanos que no necesitan cárcel; sino que necesitan acceso a un proceso de rehabilitación en un sistema de salud «que ya todos sabemos cómo está».
«No sabía y quizás nadie, excepto las personas presas, que durante los próximos dos años otras 10 masacres carcelarias estallarían frente a nuestros ojos; que más de 600 personas más serían asesinadas, que la violencia carcelaria escalaría aún más y que ya no serían sólo machetes, sino fusiles y granadas de uso militar lo que detonaría en las prisiones y que inevitablemente, años después, nadie ha sido responsabilizado por el exterminio de esas vidas», leyó Noroña al referirse a uno de sus textos con fecha 2021 reproducidos en su libro.
Entre los asistentes a la presentación del texto estuvieron los familiares de Henry Quezada, joven asesinado en las manifestaciones de 2022 frente a la Contraloría General del Estado, en Quito, donde recibió más de 100 perdigones en su cuerpo, uno de los cuales le afectó el pulmón y ocasionó su muerte, así como la madre de Valentina Cosío, niña de 11 años desaparecida desde el interior de su colegio en 2016, y también los padres de Michel Montenegro, una maestra desaparecida en 2018, y los familiares de tres trabajadores del diario El Comercio asesinados en la frontera con Colombia en 2018 por un grupo guerrillero disidente, sin que se haya alcanzado la justicia para estos casos relatados en el libro.
La periodista y prologuista María Sol Borja asevera en su reseña que con sus historias, la reportera ha permitido ver a un país oculto para la mayoría, un país desigual y roto que sobrevive con todo en contra y donde la violencia es una forma más de supervivencia, injustificable, pero no explicable.
«Y ninguna de estas voces está pensada para romantizar la violencia. Al contrario, se trata de escucharlas -y leerlas- para entender los orígenes de las masacres, de la deshumanización, de la expulsión social, del crimen», escribió.
Ante el público asistente al Centro de Convenciones de Quito, Borja aseveró que «otros muchos colegas están siendo silenciados y la consecuencia de esto es que ustedes no se van a poder enterar de lo que está pasando en ciertas zonas en donde ya no es posible hacer periodismo porque las amenazas, la persecución y el hostigamiento son constantes.
Noroña y otros 10 periodistas salieron de Ecuador en menos de un año tras recibir amenazas contra su vida, en medio de una asonada violenta que dejó solo en 2023 más de 7.500 muertes violentas, en las calles y en las cárceles en hechos que los gobiernos de turno han atribuido a disputas por territorios para las operaciones ilícitas de narcotráfico de bandas delincuenciales al interior y al exterior de los penales.
La FilQuito 2024 fue inaugurada la víspera por el alcalde de la ciudad, Pábel Muñoz, y estará abierta durante esta semana y hasta el próximo día 16 de junio y ha sido dedicada a Colombia como país invitado. Han sido invitados 179 autores, de ellos 80 internacionales.
Con información de Agencia Sputnik