El referéndum muestra el rechazo de los ecuatorianos a un cambio profundo de la Constitución, a la instalación de bases militares extranjeras o la reducción de asambleístas.
El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha sufrido este domingo su primer revés en sus dos años de gobierno. El líder conservador convocó a 13,9 millones de ecuatorianos a las urnas en una consulta que pretendía, en último término, una profunda reforma de la Constitución y la respuesta fue inesperada por su contundencia.
Los ecuatorianos rechazaron las tres preguntas planteadas en el referéndum —con las que se buscaba cambiar la Constitución para instalar bases militares extranjeras, acabar con la financiación estatal de los partidos o la reducción de asambleístas— y fueron aún más firmes respecto la consulta popular que daba un cheque en blanco a Noboa para reescribir un nuevo texto constitucional, la cuestión más decisiva.
“Consultamos a los ecuatorianos y ellos han hablado. Respetamos la voluntad del pueblo”, asumió el presidente en su cuenta de X tras conocerse los resultados. Sus próximos movimientos son inciertos.
Los ciudadanos llegaron agotados a estas votaciones, las terceras en solo un año. Y las séptimas en solo dos. El país amaneció con miles de militares en calles, barrios y recintos electorales. La sombra de los ataques con explosivos que han sacudido al país en las últimas semanas estuvo muy presente y el enorme operativo de seguridad convirtió la jornada electoral en una nueva demostración de fuerza del Estado. Más de 118.000 policías y militares se desplegaron para custodiar las urnas.
Alrededor de las 23.00 el resultado era ya casi definitivo. El no ganaba en todas las respuestas. La pregunta acerca de las bases militares era rechazada con un 60,6% de los votos en contra. El no a dejar de financiar los partidos con dinero público alcanzaba el 58% y el de reducir el número de asambleístas llegaba al 53,4%. La pregunta final y la más importante para Noboa, la que abría un proceso constituyente, obtenía el máximo rechazo con un 61,6% de los votos.
“Este resultado deja demasiado frío al Gobierno. No era para nada lo esperado”. Para Luis Carlos Córdova, investigador del Observatorio Ecuatoriano de Conflictos, el resultado del referéndum expone a un Ejecutivo que ha perdido el pulso del país y que llegó a la consulta sin un rumbo claro.
El analista sostiene que el presidente abrió debates de alto voltaje político sin detallar su propósito, lo que alimentó la desconfianza ciudadana: “Esa falta de claridad se agravó cuando el mandatario propuso una Constituyente sin explicar qué pretendía hacer con ese poder extraordinario”, dice. “Cuando no sabes a quién les das ese poder ni qué va a hacer con él, el ciudadano opta por la prudencia”.
