
La central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair (CCS) representa el nodo más relevante en la operación del sistema eléctrico ecuatoriano en términos de potencia instalada, energía generada y estabilidad del despacho. Su capacidad nominal de 1.500 MW y su ubicación estratégica en la cuenca del río Coca le permiten operar como una planta de base, asegurando un suministro continuo y sostenido de electricidad.
Durante el mes de abril de 2025, CCS ha mantenido niveles de generación que alcanzaron un pico de 1.214,39 MWh diarios (13 de abril), según registros de la Corporación Eléctrica del Ecuador (CELEC EP). En promedio, su generación diaria ha superado los 1.000 MWh, lo que equivale aproximadamente al 30 % del total nacional de energía en días de alta producción hidráulica, como ocurrió el 20 de abril.
Este nivel de aporte posiciona a CCS como el mayor proveedor individual de energía en el Sistema Nacional Interconectado (SNI), superando en participación a otras grandes centrales como Paute Molino (1.100 MW), Sopladora (487 MW) y Minas San Francisco (270 MW). A modo de referencia, ese mismo día, Paute Molino aportó el 17 % del total generado, seguida por Sopladora con un 9 %. El valor técnico de CCS no solo radica en su potencia instalada, sino en su régimen de operación, que le permite cubrir la base de carga del sistema con alta confiabilidad, especialmente en escenarios de estrés energético.
El sistema eléctrico ecuatoriano, bajo coordinación del Operador Nacional de Electricidad (CENACE), depende en gran medida de la generación hidráulica, que durante abril ha alcanzado promedios del 87 % del total generado. En ese contexto, CCS actúa como el eje de regulación de la oferta energética, permitiendo desplazar generación térmica más costosa y menos eficiente (cuya participación se ha mantenido en torno al 12 %). Esto ha resultado en una reducción de costos marginales de generación y ha mejorado el perfil ambiental del despacho.
Desde el punto de vista técnico-operativo, CCS ofrece una alta disponibilidad gracias a su diseño de tipo filo de agua con una estructura de captación sin embalse de gran volumen, lo que reduce la afectación hidrológica aguas arriba y permite una respuesta más inmediata a las variaciones de caudal. Su integración al sistema se realiza mediante líneas de transmisión de 500 kV hacia la subestación San Rafael, facilitando el transporte de grandes bloques de energía hacia el centro y sur del país, zonas de alta demanda.
A diferencia de otras centrales del sistema, como Mazar (170 MW) o Delsitanisagua (180 MW), cuya operación ha sido intermitente debido a restricciones hidrológicas, CCS ha mantenido continuidad en su despacho, siendo crítica para la estabilidad del SNI en la fase de recuperación tras los cortes rotativos del último trimestre de 2024.
Coca Codo Sinclair lidera en capacidad instalada y sostiene una operación continua, con volúmenes de generación que en múltiples jornadas superan el 30 % de la energía total producida en el país. Su impacto técnico se refleja en la estabilización del sistema eléctrico, la reducción de costos de generación, y el aseguramiento de la cobertura de la demanda nacional en periodos de alto flujo hidráulico.
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