Coca Codo Sinclair es una obra monumental que, con sus aciertos y desafíos, sostiene al Ecuador cuando más lo necesita. Y eso no es algo que se pueda apagar con un par de titulares sensacionalistas o con unos posts que aspiran pasar por técnicos. Aquí, unas cuatro verdades.

Coca Codo Sinclair genera electricidad, pero también polémica por parte de un pequeño círculo que no quiere admitir la realidad. La central hidroeléctrica más grande del Ecuador ha sido, desde su inauguración, un blanco de críticas que querían aparecer como técnicas, pero que eran políticas: primero fueron las fisuras, después el «sobreprecio» y, como si fuera un guion de novela dramática, ahora resulta que «desperdicia agua» y que su diseño tiene fallas.

Pero, un momento: mientras unos sacan la lupa para intentar “descubrir” defectos, esta obra mantiene encendidas las luces de nuestras casas y la operatividad de nuestras industrias en medio de una crisis energética que tiene al país contra las cuerdas. ¿Qué tan válido es todo este bombardeo de acusaciones? Vamos por partes.

1. Las fisuras: ¿Un problema o un parche mediático?

Sí, hubo reportes de fisuras en los distribuidores de presión. Y sí, eso fue preocupante. Pero hablemos de contexto. Las fisuras no significaron un colapso de la infraestructura, y los trabajos de reparación no solo fueron inmediatos, sino que están dentro del rango de mantenimiento que cualquier obra de esta magnitud puede requerir. Esto no es un «escándalo», es ingeniería básica: grandes proyectos requieren ajustes.

2. El famoso sobreprecio: ¿Realidad o ficción contable?

En Ecuador, hablar de «sobreprecio» es casi un deporte nacional, pero la pregunta clave es: ¿a qué costo estamos construyendo nuestras propias narrativas? Los críticos parecen olvidar que Coca Codo Sinclair generó empleo para miles de ecuatorianos, reactivó economías locales durante su construcción y, lo más importante, reduce la dependencia de combustibles fósiles, ahorrándole al país millones de dólares en importaciones de energía. La inversión puede ser alta, pero ¿acaso alguien cree que iluminar un país es barato?

3. ¿Desperdicio de agua? ¡Por favor!

Esta acusación reciente es una obra maestra de la imaginación. Coca Codo Sinclair utiliza el agua de los ríos de manera eficiente para generar electricidad y luego la devuelve al cauce. Hablar de «desperdicio de agua» en este contexto es como quejarse de que las piscinas «desperdician cloro». Es simplemente absurdo.

4. Errores de diseño: Cuando la política ensucia la ingeniería

Seamos honestos: muchas de las críticas a la hidroeléctrica no vienen de técnicos o ingenieros, sino de políticos en busca de titulares. Sí, toda obra puede tener áreas de mejora, pero llamar «error de diseño» a lo que no entendemos o a lo que conviene desacreditar es un truco barato.

Mientras los críticos encienden el ventilador mediático, Coca Codo Sinclair sigue haciendo su trabajo: generar el 30% de la energía que mantiene al Ecuador funcionando. Desde el cargador de tu celular hasta las luces de tu sala, dependen de una obra que ha probado ser esencial en tiempos difíciles.

Es fácil quejarse cuando las cosas funcionan, pero ¿qué pasaría si Coca Codo Sinclair no existiera? Nos enfrentaríamos a apagones mayores, crisis económica y dependencia total de combustibles importados. Así que la próxima vez que alguien levante una ceja ante esta obra, pregúntale qué energía está usando para alimentar su indignación.

FIN

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