Menores de la comunidad achuar han fallecido con síntomas similares pero diagnóstico desconocido en Morona Santiago

En la selva espesa de la Amazonía ecuatoriana, donde la vida transcurre entre los ríos y las caminatas de días, una sombra de muerte ha comenzado a expandirse.

Las comunidades achuar del cantón Taisha, en la provincia de Morona Santiago, viven una emergencia sanitaria que ya ha cobrado la vida de al menos siete niños desde noviembre de 2024.

Otros ocho están hospitalizados con los mismos síntomas: fiebre alta, vómito, diarrea con sangre y una debilidad que los consume en silencio.

(Te puede interesar: El 40 % de la red vial estatal de El Oro afectado por lluvias) La alarma sonó desde los propios territorios. Juan Pablo Ponce, director del colectivo Violín Rojo, ha sido una de las voces que alzó el grito en redes sociales.

“La gente toma agua del mismo río donde lava la ropa o hace sus necesidades, y cuando los niños enferman, ya no hay vuelta atrás”, lamentó. En Surik Nuevo, una pequeña comunidad de la parroquia Huasaga, Janteh Tenttez habló con voz entrecortada.

“De esa agua vivimos todos… ahí lavamos, cocinamos, nos bañamos y bebemos. Esa es la realidad, y esa misma agua nos está matando”, dice. La primera alerta se encendió en Mashuim.

Luego, en Pampantza. Ahora la enfermedad ya ha alcanzado a más de diez comunidades. Pero la ayuda llegó tarde.

“No tenemos centro de salud cercano, solo paracetamol y a veces ni eso”, denuncia Geovanny Antuash, padre de familia.

El centro médico más próximo está en Wampuik, a más de tres horas de caminata entre lodo y pantano desde Mashuim.

La comunidad ha enterrado niños sin diagnóstico, sin respuestas. Uno de ellos fue Ikiam, de apenas siete años.

Murió en brazos de su madre luego de agonizar varias horas. Gabriel Sumpinanch, de la comunidad Saum, perteneciente a la parroquia Huasaga, llegó hasta el hospital Vicente Corral Moscoso de Cuenca acompañando a su pequeño hijo Timoteo, de 8 años, quien fue trasladado en ambulancia de urgencia por presentar los síntomas desde el 22 de abril.

Timoteo permaneció internado en el hospital de Taisha; sin embargo, su familia decidió sacarlo y llevarlo a su comunidad cuando vieron que aparentemente estaba estable.

Pero la salud del pequeño se complicó el martes y fue llevado de emergencia al hospital de Macas, en donde se le derivó de forma urgente a Cuenca.

“Yo solo pido a Dios por su salud. Tengo fe y sé que si Dios quiere él se salvará”, dijo Gabriel.Pagar una avioneta o caminar cuatro horas para ser atendidoLa realidad de los habitantes de esta zona es ajena a las facilidades de la vida en las grandes ciudades.

Gabriel relató que, para sacar a una persona que esté enferma, tienen dos opciones: tomar una avioneta que puede costar hasta 200 dólares el viaje o caminar hasta cuatro horas para llegar a un centro de salud.

Con información de Expreso

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