La crisis energética ha golpeado severamente al Ecuador desde 2023, cuando ya impactaron los apagones como males recurrentes frente a la imprevisión y a la falta de recursos estatales para incorporar más energía al Sistema Nacional Interconectado, como lo contemplaba al dedillo el Plan Maestro de Electrificación, documento olvidado a pesar de ser de cumplimiento obligatorio y que suma ya tres gobiernos que lo han mantenido en el olvido.

Durante un año de mandato de Daniel Noboa, y en él, con apagones de hasta 14 horas, ha habido muchos anuncios de los que se ha concretado poco: una barcaza de 100 MW a un alto costo que alguien deberá pagar, importación de Colombia a precios exorbitantes, contratos de los que se sabe poco para servicios que aún no llegan, mantenimiento a vetustas unidades termoeléctricas, ninguna campaña de ahorro de energía… 

Las lluvias mientras tanto han dado optimismo para que el gobierno anuncie oficialmente que hasta abril -incluso mayo- no habrá apagones.  Esto ocurrirá ya pasada la segunda vuelta en que la pelea es voto a voto frente a la cortísima diferencia y que tener o no luz eléctrica puede marcar la diferencia.

Y en medio de esto, las imprecisiones han abundado. Será por falta de conocimiento o será por error de buena fe, el presidente Noboa anunció que la situación ha cambiado tanto que el país está vendiendo “5 gigas a Colombia”.

Es cierto que en esta época de internet e inteligencia artificial, todo pasa por ahí, pero en tema de energía son gigavatios. Seamos claros: los gigas (GB) son una unidad de almacenamiento de información y los gigavatios (GW) son una unidad de potencia en que un GW equivale a mil millones de vatios.

Pequeña diferencia. Sin embargo, en esto hay otra imprecisión o un teléfono dañado entre las autoridades ecuatorianas y las colombianas. El mandatario/candidato informó que tan bien está el Ecuador en tema energético que hasta estaba exportando a Colombia.

Muy buena noticia que la Ministra de Energía titularizada, Inés Manzano, corroboró. Los que no confirmaron y más bien negaron fueron autoridades colombianas y dijeron que en los últimos dos años no han importado energía ecuatoriana y que lo que existía es un intercambio no comercial que se realiza a través de las líneas de transmisión que comparten las dos naciones.

Pero el tema de energía es muy importante que cuando hay no es problema, pero si no hay se vuelve un grave dolor de cabeza. Por eso la oferta del gobierno, en pleno descanso de campaña entre la primera y la segunda vuelta, es ambiciosa y retadora. Ha presentado un plan de inversiones en el sector eléctrico, que destacaron los medios de comunicación y las redes, con la incorporación de 8.000 megavatios (no gigas) de nueva generación para el año 2030.

La promesa dice que, en cinco años, gracias a un presupuesto de 7.000 millones de dólares (que el Estado no tiene y para el que acudirá a la inversión privada, si quiere arriesgarse) diversificará la matriz energética con energía eólica, fotovoltaica y geotérmica.

Dentro de este luminoso escenario prometido, está incluida la energía nuclear. Altamente eficiente y estable, de ella ya han hablado en medio de la crisis energética expertos como Sebastián Ribadeneira. Destaca los grandes atributos y también el largo tiempo de implementación. Más claro: hasta 2030 no es posible implementarla. 

Es una buena iniciativa, con un camino bastante largo por recorrer en que se deben se debe pasar varios requisitos, señala Ribadenerira que precisa que entre los principales están la experticia y el manejo de centrales térmicas a vapor. 

Al respecto explica que la central nuclear es una térmica con un componente energético que en este caso es la fisión nuclear del uranio 235 o de otro tipo de isótopos radioactivos altamente enriquecidos, como el juranio 239

“Cuando el Ecuador tenga unas dos centrales térmicas a vapor, ahí tendremos la siguiente experticia para dar este paso importante”, manifiesta.

De su parte, el Gobierno ha anunciado que ya está preparando la normativa en la que existe un antecedente entre 2008 y 2009 en que el Ministerio de Electricidad habló de estos temas y se dieron ciertas bases para desarrollar este tipo de energía.

Ribadeneira enfatiza que es fundamental que a esta iniciativa se le dé el seguimiento permanente, a través de los gobiernos que vendrán, porque está convencido de que esta alternativa sacará al Ecuador del este subdesarrollo de este déficit “que mantenemos y mantendremos durante algún tiempo”.

¿Cuánto tiempo tomará? Ribadeneira estima que alrededor de unos 8 años asumiendo que para este 2025 se tenga ya una legislación de energía nuclear y el modelo de negocios, en una inversión estimada de 3 a 3.5 millones de dólares el MV instalado.

Es decir, esto no ocurrirá hasta 2030, por lo que deberemos seguir confiando en la hidroenergía como la energía principal del país en la central más grande que tenemos, Coca Codo Sinclair, a la vez que pedir al atención de las autoridades al back up térmico que debe actuar en tiempo de estiaje.

FIN

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