
Ollanta Humala no escapó a una constante de los gobernantes peruanos del presente siglo: terminar en la cárcel
Cuando los restos mortales del Premio Nobel Mario Vargas Llosa aún recibían homenajes de la sociedad peruana, y su nombre acaparaba espacios en los medios de comunicación, otra noticia alborotó el plano informativo: el Poder Judicial dictaba 15 años de prisión para el expresidente Ollanta Humala Tasso, y su esposa Nadine Heredia Alarcón.
La noticia que acapara titulares y comentarios lamentablemente ha sido una constante en el país desde los primeros años del presente siglo, cuando tras diez años de dictadura de Alberto Fujimori, el retorno a la democracia nos traía una justicia independiente que ejercía sus labores y sancionaba a los funcionarios corruptos.
El 2007, se dictó la extradición de Alberto Fujimori, quien en ese momento se encontraba en Chile. El Caso Lava Jato posteriormente terminó poniendo al descubierto los actos ilícitos cometidos por otros exmandatarios como Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala. Otros casos terminaron involucrando a Martín Vizcarra en hechos similares.
Solo Pedro Castillo, preso por intentar romper el orden institucional, cumple prisión por otros actos.
Aunque los cargos en contra a los expresidentes en la mayoría de los casos son totalmente contundentes, no escapan a otra realidad: la politización de la justicia y arbitrario actuar del congreso con el llamado “juicio político”, que en los últimos años parecen ser elaborados por los mejores sastres (oficio que va desapareciendo en los últimos años), porque son “rápidos y hechos a la medida”.
La demora en los procesos y la actuación del congreso, en paralelo con el poder judicial, quitan transparencia a los procesos, y en algunos casos, los hacen aparecer como victimas de una persecución política.
El destino final de los expresidentes tampoco habla bien de la clase política en el Perú. Las ideologías y la vocación de servicio fueron quedando atrás, para ser el espacio ocupado en su mayoría de casos, por oportunistas o personajes interesados en servir, pero en servir a sus propios intereses o el de sus amigos y/o allegados.
Lamentablemente los ejemplos de Fernando Belaunde Terry, José Carlos Mariátegui, Alfonso Barrantes Lingán y Víctor Raúl Haya de la Torre son cada vez más lejanos, que para muchos jóvenes son personas totalmente desconocidas.
En transito del 2025, año preelectoral por las elecciones generales del 2026, queda la esperanza de difundir la historia de estos personajes, quienes más allá de la ideología, ejercieron la política con dignidad y decencia, valores, que al igual que los nombres mencionados, son lejanos y en muchos casos… desconocidos.
Artículo firmado por Ruben Marruffo Carranza