El experto energético Pablo Arias manifiesta que, de esta crisis energética, en la que se han conjugado varias circunstancias, no se podrá salir enseguida y que dentro de las medidas que se tomen habrá que considerar no afectar a los grupos más vulnerables de la población.

Lo que hoy ocurre en el Ecuador se habría presentado en 2014 o 2015 si no se hubieran construido Coca Codo Sinclair y las otras obras emblemáticas que sostienen la iluminación del Ecuador en momentos tan graves como el actual. “Esas centrales nos han salvado”, como señala el experto.

El déficit seguirá incrementándose, apunta Arias, docente investigador de la Universidad Católica de Cuenca, quien dice que la capacidad instalada de centrales como Coca Codo Sinclair, tiene relación con la cantidad de agua y la demanda que realiza el operador nacional, por lo que la generación se da en consideración con esos factores. Al respecto señala que la generación de Coca Codo Sinclair ha llegado a picos muy altos cuando se ha requerido y respondiente a las necesidades y grandes capacidades que tiene.

Experto energético Pablo Arias

Cambio climático, falta de cumplimiento del Plan Maestro de Electrificación, mala suerte, politización de un sector eminentemente técnico… Todo eso sumado es lo que nos ha pasado, para Arias.  Subraya que para hacer el Plan Maestro se usan datos hidrológicos y climáticos que prevén las necesidades energéticas, por lo que ese entorno es conocido, pero lamentablemente no se cumplieron inversiones.

“Las necesidades energéticas constan en todas las versiones del Plan Maestro, publicadas o no”, indica el experto quien asegura que por diagnóstico no ha faltado, sino por ejecución en ausencia de financiamiento desde el Estado en un mercado eléctrico que no se ha abierto a la inversión privada y cuya apertura, en caso de que se decida así, no es inmediata.

Contrasta con la situación del mercado colombiano que es de bolsa y competitivo. Arias recuerda que en Ecuador se trató de mejorar esta situación al extinguirse INECEL por considerar que había un mercado ineficiente de generación y transmisión. Se creó entonces el Fondo de Solidaridad que se disolvió en el 2000 para volver al mercado monopólico, con la deuda inmensa de más de mil millones de dólares que sigue manteniendo CNEL y que pudo usarse para inversión.

“A CELEC se la ha usado como caja chica, para pagar al sector público en los dos últimos gobiernos”, sostiene.

La situación ha sido provocada por la ineficiencia de inversión en generación. Lo que se hace ahora es actuar con soluciones emergentes. Luego el Ecuador deberá entrar en un proceso serio y transparente de modernización de mercado eléctrico para buscar inversión privada y de calidad, con costos accesibles y tarifa adecuada para el sector más vulnerable de la población.

En su criterio, los gastos emergentes que se han realizado para gestionar la crisis, los pagarán los ecuatorianos en su conjunto y su previsión es que se retirarán subsidios, se privatizarán las distribuidoras y habrá modificaciones tarifarias con lo que se aspirará a dar el entorno de estabilidad que buscan los potenciales inversionistas.

En cuanto a las centrales existentes, señala que Mazar tiene un embalse de 45 días, pero que el país requiere una con un embalse de 4 meses. El proyecto Santiago es una buena opción y se debe analizar el impacto ambiental. Al respecto destaca que la hidrología en Ecuador tiene un potencial que supera los 28.000 megavatios, que deben ser aprovechados y diversificar a una cuenca complementaria, sabiendo que la amazónica supera con creces a la del Pacífico.

Adicionalmente su opinión es que se debe complementar con generación a gas y energías alternativas y distribuidas. “Todo ha estado en el Plan, pero desde 2015 no se ha inaugurado ninguna obra de generación”.

Lo que tenemos lo debemos proteger, manifiesta indicando que las centrales deben tener mantenimientos periódicos y que, en factores como el de la erosión regresiva que podría comprometer a Coca Codo Sinclair, hay que actuar con urgencia.

Al déficit actual que supera los mil megavatios y que el próximo año será de 1.800, habría que sumar los 1.500 de Coca Codo Sinclair en caso de que no se haga nada sobre el avance de la erosión y eso haría que el Ecuador desaparezca, sin producción y sin generación. Así de apocalíptico es el diagnóstico, finaliza.

FIN

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