La exjefa de Gobierno de la capital mexicana (2018-2023) Claudia Sheinbaum, primera mujer en ese cargo y científica en energía ambiental de 61 años, llega a las elecciones de este domingo como una de las aspirantes a ser la primera presidenta en la historia del país norteamericano.

Nacida en el seno de una familia judía sefaradí, de padres participantes en los movimientos sociales de los años 60, la candidata de la coalición que encabeza el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena, izquierda) debutó en la vida política como dirigente del movimiento estudiantil de los años 80 de la Universidad Autónoma de México, donde en 1995 se convirtió en la primera mujer doctorada en Ingeniería en Energía.

En aquel movimiento juvenil forjó su temperamento combativo, y siguiendo los pasos del actual presidente Andrés Manuel López Obrador dirigió la política ambiental de la megalópolis en su administración capitalina (2000-2006), cuando ambos militaron en el Partido de la Revolución Democrática (PRD, centroizquierda), fundado por el “líder moral” de la izquierda nacionalista: Cuauhtémoc Cárdenas.

UNA VÍA ASCENDENTE

Esa ruta la llevó a gobernar la capital, como lo hizo el máximo jefe actual de la izquierda nacionalista, quien condujo con mano firme la sucesión oficialista, y siempre la consideró su delfín para continuar el legado del primer Gobierno surgido de las izquierdas.

En una competencia interna que dejó atrás a toda la vieja guardia del oficialismo, Sheinbaum se ha plantado como la mayor defensora de la herencia política del mandatario saliente de 70 años

“Lo que es un hecho es que hoy tenemos un presidente honesto, nunca podrán decir lo mismo de los presidentes del PRI-AN”, dijo ella en un debate de candidatos presidenciales, al referirse al Partido Revolucionario Institucional (PRI, centro) y Acción Nacional (centroderecha), que postulan a su rival, la senadora opositora Xóchitl Gálvez.

El diputado federal Hamlet García Almaguer, vocero oficial de la coalición gobernante Sigamos Haciendo Historia, que integra Morena, definió en entrevista con la Agencia Sputnik la ceremonia de investidura en la sucesión: “Ella es la líder indiscutida de nuestro movimiento, a partir de que recibió el bastón de mando de manos del presidente”.

Después de aquel acto político ritual, se ha empeñado en mostrar su talante político firme y sin fisuras, aplaudido en las filas gobernantes: “Claudia tiene todas facultades, credenciales y trayectoria para poder ser presidenta de la República, producto de la experiencia en el Gobierno de la capital, donde logró la reducción de los índices de delincuencia y sacó a millones de personas de la pobreza”, dijo a esta agencia su vocero

En política exterior afirma que el presidente mexicano “ha tenido dignidad, y se ha convertido en un referente en el mundo”, volteando a ver más hacia Sudamérica, inspirado en una idea del escritor uruguayo Mario Benedetti: “el Sur también existe”.

Y en la relación con EEUU proclama que con López Obrador “se acabó la sumisión en política exterior, y en cambio ahora se condenan los golpes de Estado -en alusión a Perú-, se defiende la soberanía y se procura la paz en todo el mundo”.

Su propuesta se apega a los principios constitucionales de no intervención y defensa de las soberanías, establecidos en la Constitución mexicana, pero evita hacer énfasis en otros preceptos, como la defensa del respeto a los derechos humanos, que han sido abiertamente relegados.

IZQUIERDA NACIONALISTA

Con la posibilidad de que Sheinbaum se convierta en la sucesora de López Obrador se presentan preguntas sobre las similitudes y diferencias que podrían surgir en la formación gobernante, que viene de la corriente consolidada por Cárdenas, quien a sus 90 años salió a expresar su apoyo a la candidata oficialista.

Joel Ortega Juárez, 78 años, quien integró el Comité Central del Partido Comunista disuelto en los años 1980, coautor del libro de reciente aparición “Las dos izquierdas”, afirma en entrevista con la Agencia Sputnik, que “la victoria en 2018 de López Obrador es el triunfo de la izquierda nacionalista y estatista, que surge de la revolución mexicana”.

El reconocido líder del movimiento estudiantil de 1968, que partió al exilio en Moscú para estudiar en la Universidad Patricio Lumumba, encuentra en esos orígenes las simpatías de Morena con los liderazgos de Venezuela, Nicaragua, Cuba y el peronismo argentino.

El polemista y activo columnista que dirigió corrientes renovadoras en la oposición del siglo XX, señala que “la otra izquierda independiente” es la que no fue absorbida por el régimen de ocho décadas, surgido de la Revolución Mexicana de 1910-1917, “integrada por formaciones con raíces libertarias y anarquistas”.

En 1988, con Cárdenas y la formación del PRD, “la izquierda independiente desaparece y es absorbida, fagocitada por las izquierdas institucionales que vienen de la Revolución Mexicana”, que se amalgamaron en el PRI, prosigue.

¿Dónde se colocan López Obrador, Sheinbaum y Morena en esta recomposición de las izquierdas?

“Claudia es un caso singular -responde-: viene de la izquierda independiente, de un grupo marxista pequeño y cerrado, denominado Convergencia Comunista Siete de Enero, que con todos los maoístas, ex guerrilleros y las izquierdas independientes apoyaron a Cárdenas y se sumaron al PRD”, relata el coautor de la obra junto con el excanciller Jorge Castañeda, también excomunista.

Lo que llama la atención a Ortega Juárez es que “en la actualidad, Morena es el partido que tiene más militantes que vienen del PRI, el viejo partido de Estado que se vació casi completo y solo un pequeño grupo de burócratas se ha quedado con la franquicia tricolor”.

Pone algunos ejemplos de las figuras del antiguo partido gobernante que rodean a Sheinbaum: los ex gobernadores del Estado de México , Arturo Montiel, y de Oaxaca, Alejandro Murat, que buscan llegar al Senado al pasarse del PRI a Morena; y el ex gobernador en Hidalgo, Omar Fayad, que se convirtió en embajador en Noruega.

“Los casos abundan, y son representantes de dinastías históricas que proceden del PRI y del PAN, que ahora saltaron al nuevo oficialismo”, explica.

GUARDIÁN DEL LEGADO

¿Por qué necesita Sheinbaum protegerse bajo la figura del hombre fuerte que es López Obrador?

“El gran caudillo designó a Claudia, porque ella carece de fuerza política propia, no la respaldan ni gremios ni sindicatos, ni organizaciones campesinas y ni organizaciones populares, le debe todo el poder al presidente”, resume el autor del libro editado por Penguin Random House, que lleva como subtítulo “Lo que nunca se contó sobre la izquierda mexicana”.

López Obrador afirma que se jubila de la política y se irá a vivir a su finca rural en la ciudad maya de Palenque, Chiapas (sureste), que ha bautizado como “La Chingada”, una palabra polisémica del argot mexicano, que entre otros significados evoca la lejanía, como irse al carajo.

¿Dónde se tejió la fuerte relación del presidente saliente y su favorita?

“Claudia es totalmente guardiana de los secretos de la gestión de López Obrador como jefe de Gobierno de la Ciudad de México y como presidente, desde que construyeron el segundo piso de autopistas en la capital, sin ser ella titular de Obras Públicas, sino de Medio Ambiente (2000-2006)”, recuerda el entrevistado.

Sin mencionar cómo será su relación con EEUU y las Fuerzas Armadas, como tributo a esa confianza, Sheinbaum ya proclamó que su Programa de Gobierno se basa en 20 reformas de la Constitución que el presidente saliente propuso al Congreso, como despedida de su gestión, que ha bautizado como “Plan C”.

En una entrevista con el periódico Milenio, la candidata oficialista prefigura los ejes de su gestión: “Tenemos una estrategia muy estructurada para lograr el Plan C. Vamos muy bien y está todo para que la podamos cumplir”.

Hacer realidad ese proyecto requiere de una condición: que la coalición oficialista conquiste las dos terceras partes del Congreso, para poder modificar la Carta Magna.

Después de la Presidencia, la composición del futuro Poder Legislativo es la gran incógnita de esta elección.

Con información de Agencia Sputnik