Con paso firme y rodeado de banderas, abrazos y cánticos de apoyo, Andrés Arauz, excandidato presidencial y actual secretario ejecutivo de la Revolución Ciudadana, volvió al país desde México para presentarse ante la justicia ecuatoriana. Lo hizo este viernes en la Corte Nacional de Justicia, cumpliendo con la medida cautelar de presentación periódica dentro del proceso judicial conocido como Caso Ligados.
Lejos de esconderse o buscar refugio fuera del país, Arauz enfrentó la medida con dignidad y convicción. “No tengo ninguna prohibición de salida, por eso estaré entrando y saliendo del país cuantas veces sea necesario”, declaró a su salida del edificio judicial. Frente a cámaras y micrófonos, fue categórico al calificar el proceso como “un caso de absoluta persecución política”.
Decenas de ciudadanos se concentraron en los exteriores de la Corte para expresar su respaldo. Con pancartas, consignas y lágrimas, acompañaron a Arauz en este momento crucial. También estuvieron presentes asambleístas, dirigentes y militantes del movimiento correísta, quienes lo rodearon en un gesto de unidad frente a lo que consideran una nueva arremetida judicial contra los líderes progresistas del país.
“He venido porque no tengo nada que esconder. Estoy limpio y soy inocente. La justicia no puede seguir usándose como un arma para perseguir a quienes piensan distinto”, expresó Arauz con firmeza.
El Caso Ligados ha sido señalado por varios sectores como parte de una estrategia de lawfare, que busca inhabilitar políticamente a figuras de la Revolución Ciudadana, como ya ha ocurrido con Rafael Correa y Jorge Glas. Esta presentación de Arauz representa no solo el cumplimiento de una obligación legal, sino un acto de coraje frente a un sistema que muchos consideran manipulado.
El gesto de Arauz marca un momento simbólico en el panorama político ecuatoriano: el liderazgo que no se esconde, que vuelve y da la cara, y que sigue contando con el respaldo del pueblo.
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