El café siempre tuvo una importancia muy especial en Alemania. Eso se hizo evidente después de la Segunda Guerra Mundial. El negocio con el grano, debido a su escasez, pero también su contrabando en ciudades fronterizas, fue clave para la recuperación económica de posguerra.
Ahora, la bebida favorita de los alemanes vuelve a ser un bien codiciado: se está encareciendo debido a la situación del mercado global y a los elevados costos energéticos, según Tchibo, líder del mercado alemán del café. Esta empresa anunció a principios de mayo que tendría que “ajustar los precios del café tostado”. También el director comercial de Gepa, el mayor importador de alimentos de comercio justo del sur global, Matthias Kroth, citado por la agencia Evangelische Pressedienst (EP), dice que la empresa “está pasando por una situación económica desafiante”.
La caída en las ventas debida a la inflación, así como la guerra en Ucrania, tuvieron un impacto negativo en los precios del café y del cacao. Andrea Fütterer, jefa del departamento Política y Principios de Gepa, también está preocupada por los altos precios y las fluctuaciones en los mercados de materias primas. Esto se debe a las enfermedades de las plantas provocadas por los monocultivos, así como al cambio climático, que trae consigo sequías o precipitaciones excesivas.
Preocupación también en el sur global
Por otro lado, también hay preocupación entre los agricultores y productores de café. Representantes de Fairtrade International dijeron a DW que, especialmente las condiciones climáticas desfavorables, sobre todo en el sudeste asiático y América del Sur, hicieron subir los precios, lo que genera miedo a los cuellos de botella en el suministro:
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