
Ecuador enfrenta una crisis energética que, lejos de ser circunstancial, revela un problema estructural desatendido durante años. La falta de ejecución y actualización del Plan Maestro de Electrificación en más de ocho años ha generado un desbalance preocupante entre una demanda energética en constante crecimiento y una oferta insuficiente. Este rezago ha llevado al país a depender de soluciones de emergencia y a una vulnerabilidad extrema frente a variaciones climáticas.
En este contexto, la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair se ha convertido en un pilar fundamental para la provisión de energía eléctrica en Ecuador. Con una capacidad instalada de 1.500 MW, esta obra de ingeniería es el mayor proyecto hidroeléctrico del país y uno de los más importantes de la región. Su diseño de tipo “de pasada” le permite generar electricidad a partir del caudal del río Coca, sin necesidad de un embalse de gran almacenamiento, lo que la hace eficiente siempre que las condiciones hidrológicas sean favorables.
Sin embargo, el actual periodo de lluvias intensas, tras una prolongada sequía, ha provocado inundaciones y deslizamientos en provincias como El Oro, Manabí y Guayas. Aunque estas lluvias han aliviado temporalmente la situación, no solucionan el déficit estructural de energía que enfrenta el país. Cuando cesen las precipitaciones, la escasez energética volverá a ser crítica, evidenciando la necesidad de medidas de largo plazo.
El gobierno ha implementado soluciones de emergencia, como el alquiler de dos barcazas generadoras (una con 100 MW y otra en pruebas con 80 MW) y la reactivación de plantas térmicas que requerían mantenimiento. Si bien estas acciones son necesarias, son de corto plazo y no abordan el problema de fondo: la insuficiencia de infraestructura energética sostenible.
Es imperativo que Ecuador retome una visión estratégica de largo plazo en el sector eléctrico. Esto implica:
- Planificación y ejecución de nuevas obras hidroeléctricas.
- Complementación con fuentes renovables como la solar y eólica.
- Fortalecimiento de las líneas de transmisión y distribución.
- Atracción de inversión extranjera, generando un entorno de seguridad jurídica y estabilidad política.
La crisis energética actual debe ser un llamado de atención para priorizar la infraestructura eléctrica como base esencial del desarrollo económico y social del país. Coca Codo Sinclair ha demostrado su importancia, pero no puede sostener por sí sola la creciente demanda energética de Ecuador. Es momento de mirar al futuro con responsabilidad y decisión, construyendo un sistema energético robusto, diversificado y preparado para los desafíos climáticos y de crecimiento que se avecinan.
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