La transición energética no es un lujo ni un tema para posponer; es una necesidad urgente que garantiza el futuro del país. Ecuador tiene la oportunidad de consolidar su liderazgo en energías limpias y construir una infraestructura resiliente que sirva como ejemplo en la región. Sin embargo, esto requiere voluntad política, visión a largo plazo y un compromiso firme de los candidatos presidenciales.
Los ciudadanos deben exigir respuestas claras y propuestas concretas sobre cómo se fortalecerá el sector energético. Solo así, Ecuador podrá garantizar un suministro eléctrico confiable, equitativo y sostenible para las generaciones futuras.
Liderazgo en energía limpia, pero con desafíos críticos
Ecuador se ha destacado como un líder regional en energía limpia, gracias a una matriz energética que combina grandes proyectos hidroeléctricos y una geografía privilegiada. Obras como Coca Codo Sinclair, la mayor central hidroeléctrica del país, han sido fundamentales para alcanzar este estatus, generando aproximadamente el 30% de la energía que consume el territorio nacional.
Sin embargo, el sector energético enfrenta retos críticos que demandan una respuesta inmediata. La infraestructura de respaldo, particularmente el parque térmico, ha sido relegada durante más de siete años. Este descuido ha dejado al país en una situación vulnerable: en periodos de sequía, cuando la generación hidroeléctrica disminuye, Ecuador no cuenta con un sistema de respaldo eficiente que garantice el suministro eléctrico sin interrupciones.
El reciente impacto del fenómeno de El Niño y los cambios climáticos extremos han subrayado esta debilidad. Ecuador corre el riesgo de que su liderazgo en energías limpias se vea comprometido por la falta de inversión en el mantenimiento y modernización de su infraestructura térmica.
Razones clave para priorizar el fortalecimiento energético
El fortalecimiento de la infraestructura energética no es solo una cuestión técnica, sino un eje estratégico para garantizar el desarrollo económico, social y ambiental del país. Estas son las razones clave por las que los candidatos presidenciales deben priorizar este tema:
- Seguridad energética: Un sistema resiliente que combine energías renovables y térmicas es esencial para responder a eventos climáticos extremos.
- Competitividad económica: Un suministro eléctrico confiable y estable es fundamental para atraer inversión extranjera y estimular el crecimiento industrial.
- Transición energética global: Integrar energías renovables no convencionales, como solar y eólica, será clave para mantener el liderazgo de Ecuador en energía limpia.
- Beneficios sociales: Garantizar el acceso a energía asequible y confiable impacta directamente en la calidad de vida, especialmente en zonas rurales y vulnerables.
Propuestas urgentes para una agenda energética ambiciosa
Los candidatos presidenciales deben presentar una agenda energética clara y ambiciosa que contemple:
- Modernización del parque térmico: Rehabilitar y actualizar las centrales térmicas para garantizar su capacidad operativa en situaciones de emergencia.
- Inversión en energías renovables no convencionales: Diversificar la matriz eléctrica con proyectos solares y eólicos que complementen la generación hidroeléctrica.
- Mantenimiento preventivo: Establecer un plan permanente de mantenimiento de las centrales hidroeléctricas, priorizando obras icónicas como Coca Codo Sinclair.
- Redes inteligentes: Implementar tecnología que permita gestionar de manera eficiente la distribución y el consumo eléctrico.
- Descentralización del sistema energético: Promover proyectos comunitarios de energía renovable que reduzcan la dependencia de grandes plantas.
La energía es un pilar fundamental para el desarrollo de Ecuador. Los candidatos presidenciales tienen la responsabilidad de priorizar este tema y presentar soluciones concretas que aseguren un futuro energético sostenible y resiliente para el país.
FIN