
La candidata presidencial por el movimiento de la Revolución Ciudadana, Luisa González, explicó cómo su estrategia para recuperar la seguridad integra las acciones logísticas con la atención a las problemáticas sociales que enfrenta el Ecuador.
En entrevista con Radio Pichincha, en el espacio Humor Inteligente, González además delimitó que la estrategia de seguridad ciudadana apunta a dos frentes diferentes: el crimen organizado y la delincuencia común, con distintas políticas para cada uno.
Un enfoque de seguridad dual, pero diferenciado
La propuesta de seguridad de González se basa en dos frentes diferenciados: el crimen organizado y la delincuencia común, segura que ambos requieren políticas distintas, pues la naturaleza de cada problema es única.
Para el crimen organizado, que está vinculado a redes de mafias internacionales, González subraya la necesidad de cooperación internacional.
Menciona explícitamente la importancia de trabajar junto a naciones como Estados Unidos, Colombia y miembros de la Unión Europea para desmantelar estas estructuras delictivas.
Según ella, es crucial restablecer las unidades de inteligencia desarmadas y equipar a la policía con tecnología avanzada para hacer frente a estas amenazas.
Por otro lado, para la delincuencia común, que a menudo surge de la pobreza y la falta de oportunidades, González propone soluciones más sociales.
Se enfoca en la generación de empleo, el acceso a educación y el fortalecimiento del tejido social en las comunidades.
Esto no solo busca mitigar el crimen, sino también ofrecer esperanzas y alternativas a los jóvenes que actualmente se ven atrapados en ciclos de violencia y pobreza.
Construyendo paz desde la comunidad
González enfatiza la importancia de involucrar a la ciudadanía en la construcción de la paz.
Propone la creación de «gestores de paz» en los barrios, donde los propios ciudadanos, en colaboración con la policía comunitaria, puedan trabajar para fomentar un ambiente seguro y estable.
La participación activa de la comunidad es vista como un paso esencial para reconstruir la confianza y la cohesión social, vitales para cualquier estrategia de seguridad duradera.
Además de formar parte de las acciones de seguridad, el empoderamiento de los ciudadanos busca que ellos mismos se conviertan en agentes de cambio, trabajando desde sus entornos más inmediatos para crear un futuro mejor.
Con esta idea, González plantea actividades a corto, mediano y largo plazo, incluyendo la incorporación progresiva de más agentes policiales y la mejora de la infraestructura pública que facilite el trabajo comunitario en la prevención del delito.
Educación y salud como pilares
Otro elemento clave en la estrategia de González es la educación.
Reconoce que sin acceso a la educación y oportunidades laborales, las comunidades seguirán atrapadas en un ciclo de delincuencia.
Su propuesta incluye becas para jóvenes, incremento de cupos en universidades y la promoción de carreras virtuales, especialmente para aquellos que viven en áreas de alta peligrosidad.
Asimismo, aborda la crisis de salud que afecta a muchos ecuatorianos.
González menciona la importancia de garantizar el acceso a la salud y rehabilitar infraestructuras hospitalarias.
Sostiene que la salud y la seguridad están íntimamente relacionadas; si los ciudadanos no pueden acceder a tratamientos médicos adecuados, esto impacta negativamente en su bienestar y, por ende, en su capacidad de contribuir a la sociedad.
La acción colectiva es necesaria para la seguridad
La visión de Luisa González sobre la seguridad en Ecuador refleja una comprensión profunda de las complejidades que enfrenta el país.
Su enfoque integral destaca la interconexión entre la seguridad, la educación, el empleo y la salud, proponiendo un camino hacia la paz que no solo se basa en medidas policiales, sino también en la reconstrucción del tejido social.
Al centrar su atención en las raíces de la inseguridad, González invita a todos los ecuatorianos a ser parte activa de este proceso, porque, en última instancia, la seguridad es tarea de todos.
La urgencia de sus propuestas resuena en momentos en que la necesidad de cohesión social y seguridad es más relevante que nunca, pintando una visión esperanzadora donde la colaboración y la empatía juegan un papel crucial en la construcción de un Ecuador más seguro y próspero.