El premio Nobel a la corrupción y la República del Ecuador. Por Fernando Borja Gallegos

Foto: Pixabay
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El 10 de febrero de 2019, publiqué mi artículo “El premio Nobel a la corrupción”. Artículo reproducido en la página 49 de mi libro “El imperio del delito –de los indignados de ayer a los enardecidos de hoy-“, primera edición de febrero de 2020, en el cual afirmo: “El filántropo Alfred Bernahard Nobel, fue un intelectual químico e ingeniero, que instituyó en su testamento los premios que tienen su nombre y se entregan desde 1901, en Física, Química, Medicina, Literatura y Paz; y, desde 1968, en Ciencias Económicas.

En la Academia y en sus instalaciones no solamente se dedicaron al análisis de la creación en los campos de la ciencia y de la cultura en general, ya que muchos de sus miembros, en algunas ocasiones, se dedicaron al amor y al frenesí y, en su desbordante pasión, entraron en el campo de las vejaciones y abusos, como lo denunciaron varias mujeres. Por el gran escándalo producido, la académica Katarina Frostenson, abandonó la Academia por las graves acusaciones contra su marido el dramaturgo y fotógrafo francés Jean-Claude Arnault.

Interesante rememorar que la Real Academia de Ciencias Sueca, sufre el deterioro de su prestigio, por el caso del médico-cirujano Paolo Nacchiarini, que es investigado por la muerte de seis de sus pacientes. El Premio Nobel de Medicina en el año 2018, Arvid Carlsson, afirmó que “es el peor escándalo en la historia de los Nobel”. Si agregamos a los referidos casos, la impugnación que se ha exteriorizado respecto de los Nobel conferidos a personas que no lo merecían, obliga a que se cree el “Premio Nobel a la Corrupción”, premio que recaería en América Latina, tomando en cuenta que la mayoría de sus ex Jefes de Estado, de sus Ministros, Legisladores y Miembros de la Función Judicial, están involucrados en múltiples delitos, entre otros, peculado, cohecho y, últimamente, acoso sexual”.

En la época contemporánea y, precisamente, en estos precisos momentos, la sociedad ecuatoriana se debate entre el terror, la corrupción y la violencia que obliga a la mayoría de los habitantes del Ecuador a repudiar el caos y el temor que invade al país.

No podemos dejar de subrayar que una minoría amoral que llegó a la más alta cima en el campo de la corrupción busca de disociar la República. Variosmiembros de esa minoría captaron espacios en los Órganos de las Funciones del Estado y al margen del Orden Jurídico cometieron grandes desafueros que causaron estupor dentro y fuera del país.

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Oportuno citar como ejemplo que, Ministros de los más altos Tribunales de Justicia, desde la cima del delito llegaron a estafar y a engañar a varios delincuentes que, buscados por la justicia, denunciaron los chantajes y coimas a las que se sometieron.

El debilitamiento del Orden Jurídico y la conducta de los autores, cómplices y encubridores de múltiples delitos que impiden se castigue a los infractores, obliga a la mayoría del pueblo ecuatoriano, pueblo caracterizado por nobles cualidades morales e intelectuales a meditar, seriamente, respecto de la necesidad de reformar la Constitución y Leyes de la República y a la reorganización pertinente de las instituciones del Estado.

Fundamento mi pedido de que se instituya el Premio Nobel a la corrupción, premio que no significaríaemolumento económico sino un certificado que consigne los antecedentes penales del actor y su condigna sanción.

De no adoptarse las medidas que pongan fin al caos e inmoralidad imperantes, lamentablemente, se pondrá en peligro no solo la vigencia de la democracia sino la subsistencia misma de la República del Ecuador.

Confirmado.net

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