Las centrales hidroeléctricas son una gran alternativa de generación de energía limpia y renovable, pero no están exentas de problemas, ya que dependen de las condiciones climáticas y la imprevisibilidad de la naturaleza.

En Ecuador uno de los primeros y grandes proyectos de este tipo fue la Central Hidroeléctrica Paute-Molino. Empezó su construcción en 1976 y que se diseñó para aprovechar el caudal del río Paute y satisfacer la creciente demanda de energía del país.

La primera fase del proyecto se inauguró en 1983 y durante la década de 1990, se llevaron a cabo varios trabajos de expansión para aumentar su capacidad de generación. 

La central enfrentó varios problemas geológicos, como fallas en el terreno y deslizamientos de tierra, que afectaron la estabilidad de su represa y requirieron intervenciones técnicas y geotécnicas para solucionarlos. Otro de los problemas fue la acumulación de sedimentos en el embalseque afectó la capacidad de almacenamiento y la eficiencia de la generación de electricidad.

En 1993 se presentaron algunos problemas técnicos y fallos en el equipo, lo que afectó la operación continua de la planta y la distribución de energía. En 1995 Ecuador experimentó una de sus peores crisis energética porque Paute experimentó bajos caudales debido a la falta de lluvias. Esto provocó extensos cortes de energía y racionamientos en varias regiones del país.

Desde 2017 empezaron a aparecer nuevos problemas en la central, provocados por los sedimentos. Cuando inició sus operaciones la capacidad del embalse era de 120 millones de metros cúbicos de agua, pero en este año, 50 millones de metros estaban ocupados por sedimentos, reduciendo la capacidad de almacenar el líquido para la generación de energía.

Los problemas de sedimentación se subsanaron con la construcción de la represa hidroeléctrica Mazar, en 2010, ubicada estratégicamente con una capacidad de almacenamiento para 410 millones de metros cúbicos de agua, y una generación de 170 MWh.

Además, en Paute se implementaron otras medidas de mitigación para abordar los problemas técnicos y operativos, incluyendo la modernización de equipos, la mejora de los sistemas de monitoreo y control, y la implementación de prácticas avanzadas de gestión del agua y sedimentos.

En 2016 se inauguró la central hidroeléctrica Sopladora, con la que se completó el Complejo hidroeléctrico Paute Integral, que aporta con 1.757 MWh al Ecuador. Paute-Molino genera 1.100 MW; Mazar 170; y, Sopladora 487.

El año pasado, esta central cumplió 40 años de vida y ahora necesita reparaciones y actualizaciones que CELEC ha estimado en unos 150 millones de dólares.

Los trabajos consistirían en la modernización de los sistemas de control de Paute-Molino, lo que tomaría al menos cinco años. Celec busca socios en el sector privado para financiar la obra y realizar los trabajos.

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