Liljana Arsovska, intérprete mexicana que traduce la China moderna al español

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Ni el español ni el chino son las lenguas maternas de la sinóloga Liljana Arsovska, pero eso no le ha impedido convertirse en una mensajera y puente de intercambios culturales entre México y China, señala Xinhua Noticias.

En las últimas décadas, ha traducido y publicado más de 20 obras de literatura china, lo que ha cambiado la impresión que tiene la gente de México e incluso de todo el mundo hispanohablante sobre China, que ya no se limita a «un país antiguo».

Nacida en la antigua Yugoslavia (en una zona que forma parte ahora de la República de Macedonia del Norte), Arsovska llegó a China a los 18 años para cursar estudios universitarios. Creyendo en la suerte y el destino, fue aquí donde se introdujo en el mundo de la lengua china y conoció a su marido mexicano. Actualmente trabaja como profesora en el Colegio de México.

En México ha servido como traductora de varios líderes chinos y contó a Xinhua que consiguió la primera oportunidad de interpretación «por casualidad». El entonces presidente chino Yang Shangkun viajó a la nación azteca en 1990, en la que se convertiría en la primera visita de un líder chino a América Latina. Y Arsovska estuvo en el momento y el lugar correctos.

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«Yo estudiaba la maestría en el Colegio de México y participé en la ceremonia de recepción. Al intérprete mexicano que habían contratado le pasó algún caso eventual, así que me eligió para sustituirlo. Tenía 25 años, estaba tan nerviosa que sentí que el aire se congelaba, pero me esforcé para empezar la interpretación. Desde entonces he estado trabajando como intérprete del gobierno mexicano», recordó la sinóloga.

Fue esta experiencia única la que hizo que Arsovska se convirtiera en la intérprete de chino para los sucesivos presidentes mexicanos durante los años siguientes. «Tuve el honor de conocer de cerca a varios líderes nacionales chinos».

Cuando Arsovska llegó a China en 1981, no hablaba mucho mandarín. Con el transcurso de las décadas, ha pasado de ser una principiante en la cultura china a una auténtica experta, que ha recorrido casi todo el país. Lo que más recuerda son las calles llenas de vitalidad de Beijing en los años ochenta.

«En aquella época había muy pocos extranjeros en Beijing. Yo no hablaba muy bien chino, pero estaba llena de curiosidad», recordó. Entonces no había internet, pero con el ritmo de la reforma y apertura de China, toda la sociedad adquirió un aire próspero que la hizo sentirse como en casa.

«Me encantaba la forma de vida en aquel entonces: salir a la compra en mercado, beber cerveza en puestos de comida en la calle y pasar todo el día con los amigos». Había oído que este año una ciudad china llamada Zibo ha ganado popularidad por los puestos de barbacoa al aire libre. «Quiero visitarla buscando la atmósfera de mi juventud».

Arsovska confesó que echaba de menos la vida sencilla y los sentimientos puros de la China de los años ochenta y noventa. Sin embargo, según su observación, para los jóvenes mexicanos, la China actual es más atractiva.

«Mi hijo nació en 1990 y los jóvenes de su generación tienen mucho interés por la China moderna. A medida que crece el poder nacional de China, la opinión del mundo hispanohablante hacia China se ha vuelto más diversa y profunda», de acuerdo con la sinóloga.

Xinhua Noticias

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