El racismo sistémico contra los afrodescendientes permea las fuerzas policiales y el sistema de justicia penal de Estados Unidos, por lo que las autoridades de ese país deben intensificar sus esfuerzos con urgencia para reformarlos, según un nuevo informe de las Naciones Unidas.
El documento fue publicado el jueves por el mecanismo internacional de expertos independientes de la ONU para promover la justicia e igualdad racial en el contexto de la aplicación de la ley, tras su visita oficial a Estados Unidos en abril y mayo pasado.
Durante la visita, los expertos de la ONU escucharon testimonios de 133 individuos afectados, visitaron cinco centros de detención y se reunieron con grupos de la sociedad civil y varias autoridades tanto gubernamentales como policiales en Washington, D.C., Atlanta, Los Ángeles, Chicago, Mineápolis y la Ciudad de Nueva York.
«En todas las ciudades que visitamos, escuchamos decenas de testimonios desgarradores sobre cómo las víctimas no obtienen ni justicia ni reparación. Esto no es nuevo, y es inaceptable», declaró Tracie Keesee, integrante del equipo.
«Este es un problema sistémico que requiere de una respuesta sistémica. Todos los actores involucrados, incluidos los departamentos de policía y los sindicatos policiales, deben unir fuerzas para combatir la impunidad predominante», añadió.
Según el informe, el racismo en Estados Unidos, un legado de la esclavitud, la trata de esclavos y los cien años de apartheid legalizado que siguieron a la abolición de la esclavitud, sigue existiendo hoy en día en forma de discriminación por perfil racial, homicidios policiales y muchas otras violaciones de los derechos humanos.
El documento destaca que la población de raza negra en EE. UU. tiene el triple de probabilidades de morir a manos de la Policía que los blancos, y 4,5 veces más de ser encarcelada.
También se señala que, de los más de 1.000 casos de homicidios por parte de la Policía cada año, solo el 1 por ciento termina con los agentes procesados judicialmente.
«Rechazamos la teoría de ‘la manzana podrida'», apostilló Juan Méndez, otro miembro del equipo. «Hay pruebas sólidas que sugieren que el comportamiento abusivo de algunos oficiales de policía individuales forma parte de un patrón más amplio y amenazante», zanjó.
Con información de Agencia Xinhua