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La evasión tributaria es una especie de defraudación castigada por la Ley, pues quien comete ese delito atenta en contra de la facultad y obligación del Estado de atender y construir una justa y equitativa sociedad, pero impedida la pobre de acceder a los servicios públicos y a sus derechos y garantías fundamentales, como son la educación, salud, seguridad, vivienda, bienestar, precisamente a causa de la evasión de quienes tienen el deber de tributar por la renta obtenida no solamente con su esfuerzo, sino sobre todo con el trabajo de sus obreros y empleados.

Pero la candidata a vicepresidenta de Noboa pregona y aconseja la evasión, cometiendo la apología de un delito. Por su parte el heredero proclama que las empresas, o sea “sus empresas” y las de la gallada, deben pagar menos impuestos, en tanto que las personas naturales, o sea nosotros, debemos pagar más tributos, para tapar el hueco fiscal.

Es la típica propuesta de los neoliberales de la recalcitrante derecha privatizadora. Por eso que la gente se ríe a carcajadas cuando el niño rico, en su desesperación por disimular su descabellada proposición derechosa, se define como de centroizquierda. Si Daniel Noboa es de centroizquierda yo soy astronauta.

Y lo que dijo doña Verónica Abad, sobre la privatización de los bienes y servicios públicos como salud, educación, seguridad, vivienda, vialidad, va acompañada de su visión sesgada de un Estado disminuido, ausente y destruido, a tal punto que su propuesta incluye la privatización y venta de escuelas, colegios, hospitales.

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El que quiera educarse que pague su costo; y a quienes no podemos pagar, nos condena al triste ejército de ignorantes e iletrados, donde el gran capital escoge a su antojo mano obra barata y menesterosa, con el agravante de que la dama en mención es una fervorosa admiradora del fascista de la extrema derecha argentina, Javier Milei, quien sostiene que si le toca decidir entre el Estado y la mafia, se queda con esta última, “porque la mafia tiene su código, la mafia cumple, la mafia no miente y sobre todo la mafia compite”. Vea Usted, código de la mafia; en cambio para nosotros la Constitución es la suprema Ley de Leyes.

Debería consolarnos que los salarios en Ecuador, por obra de la RC, son los más altos de la región; pero no, al nacido en cuna de oro le molesta porque para él y su gente “es un problema” que el trabajador ecuatoriano al menos tenga para comer modestamente. Para “esa gente” la salud, la educación, la seguridad, la vivienda son una simple mercancía para vender y acrecentar plusvalía que irá a los paraísos fiscales. Por eso que aprueban en la Legislatura leyes hambreadoras en contra de la gente del estado llano, mientras se bajan los impuestos a la herencia, a la salida de divisas, para cargarse con el santo y la limosna a las guaridas de la evasión.

Hagamos un sencillo ejercicio para la toma de la gran decisión del próximo 15 de octubre: preguntémonos quiénes están detrás de cada candidatura. Atrás de Luisa está la Revolución Ciudadana, es decir la inmensa mayoría del pueblo que reconoce y reivindica la Década Ganada de obras y realizaciones magistrales, con un equipo humano listo a reeditar el segundo capítulo de la maravillosa RC, adecuando sus propuestas al gravísimo momento que sufre la Patria. Detrás de Daniel Noboa está toda la partidocracia neoliberal fondomonetarista y privatizadora, la familia del traidor, los banqueros y la “prensa libre e independiente”. Allí están, esos son los j.d.n la Nación.

Por Juan Cárdenas

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