DW: El papa Francisco pide paz en Ucrania. ¿Por qué su posición suscita críticas, incluso dentro de la Iglesia católica?
Massimo Borghesi: La posición del papa, que exigió inmediatamente el fin de la guerra de Rusia contra Ucrania, fue inicialmente silenciada y vista con gran molestia no solo por los dos Estados beligerantes, sino también por Europa y Estados Unidos.
En un principio, Europa creyó que podía doblegar a Rusia con sanciones económicas y, posteriormente, con el envío de armas a Kiev. Existía la ilusión de que Ucrania pudiera realmente superar a la Rusia de Putin.
Por su parte, Estados Unidos ha jugado y sigue jugando su propio juego en el marco de la geopolítica mundial. Está utilizando la guerra para debilitar a Rusia de modo que solo se enfrente a un adversario real: China.
Sin embargo, al papa no le interesa la geopolítica ni las victorias, sino el destino trágico de los pueblos. Ahora, incluso los críticos del papa, incluidos muchos católicos, empiezan a darse cuenta de que sus palabras eran correctas.
Silencio y retos de los movimientos pacifistas
El pacifismo parece perder terreno ante la guerra de Ucrania…
Sí, los movimientos pacifistas han guardado cierto silencio hasta ahora. Y es que la vergonzosa decisión de Putin de invadir Ucrania ha suscitado un justo movimiento de indignación y una natural voluntad de reacción.
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