¿La democracia y la libertad? No, es nada más la Doctrina Monroe 

Nota del editor: Xi Pu es observador de asuntos internacionales con sede en Beijing. El artículo refleja las opiniones del autor y no necesariamente la línea editorial de CGTN Español.
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Recientemente, Estados Unidos ha pedido una y otra vez a otros países a ayudar a la “democrática” Ucrania a luchar contra la “autoritaria” Rusia, y palabras como “democracia y libertad” han sido unas de las más citadas. ¿Por qué EE. UU. se autoproclama como “mensajero de la justicia”? Todo esto empieza por la Doctrina Monroe.

Poco antes, al mencionar a América Latina y el Caribe (ALC), el presidente de EE. UU. , Joe Biden dijo: “La gente abandona sus hogares porque tiene problemas reales”, “América Latina no es el patio trasero de EE. UU. Al sur de la frontera con México es el patio delantero de EE. UU.”. Ante estas afirmaciones aparentemente amistosas, los internautas refutaron de esta manera: “El problema no es con el patio trasero o el delantero, sino con el patio”, “Finalmente, recurre a la Doctrina Monroe”.

La Doctrina Monroe constituye el punto de partida de la narrativa de las intervenciones en el extranjero de EE. UU., que primero identifica a ALC como su“patio trasero”, y luego viene expandiendo su patio a todo el mundo.

En 1823, el entonces presidente estadounidense James Monroe declaró la “América para los americanos” para oponerse a la intervención europea en el movimiento independentista en América. Desde allí nació la teoría distorsionante de EE. UU. caracterizada por una real injerencia bajo la excusa del rechazo a la injerencia.

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A finales del siglo XIX, EE. UU. intervino en la disputa fronteriza entre Venezuela y la entonces Guayana Británica recurriendo a la Doctrina Monroe, y así inició sus injerencias en el extranjero declarando la “América para los estadounidenses”, cuyo razonamiento es que EE. UU., como un “país anglosajón” de “raza superior”, tenía la obligación de “proteger a los países menos desarrollados”.

A principios del siglo XX, el entonces presidente estadounidense Theodore Roosevelt destacó que la falta del orden se debió al incumplimiento de las debidas responsabilidades por parte de “los países o gobiernos insuficientemente civilizados”, lo que obligó al “civilizado” EE. UU. a actuar como “policía del mundo” en defensa del orden, declarando así un “mundo para los estadounidenses”.

Más tarde, la Administración de Woodrow Wilson afirmó que el “democrático y libre” EE. UU. estaba plenamente cualificado para liderar el desarrollo de otros países, con el que EE. UU. justificó el envío de sus tropas al campo de batalla en Europa, planteando así el “excepcionalismo estadounidense”.

Desde entonces, de“las cuatro libertades” y “defender el mundo libre” a“la diplomacia de los derechos humanos” e“impulsar la democratización mundial”, pese a las diferentes estrategias y maniobras, las sucesivas administraciones estadounidenses siempre han actuado como un “altruista pasivo” en defensa de los supuestos “valores universales”, y extendió sus manos de intervenciones a África, Oriente Medio y todas las partes del mundo.

Durante la Administración de George W. Bush, EE. UU., como la única superpotencia del mundo, intensificó su ejercicio de la “Doctrina Monroe” y llevó sus intervenciones en el extranjero al auge.

A partir del siglo XXI, con el declive del poderío y las ventajas de EE. UU., la Administración de Barack Obama e incluso manifestó que “la era de la Doctrina Monroe terminó”. Sin embargo, venía impulsando a escondidas la aceleración del “giro a la derecha” del ALC, lo que hizo a los países de la región pagar más por la hegemonía estadounidense.

La Administración de Donald Trump, a su vez, se obstinó en practicar el “Estados Unidos primero”, y fraguó la Nueva Doctrina Monroe con procederes brutales como la retirada de organizaciones internacionales, el levantamiento de muros y el lanzamiento de guerras comerciales.

La Administración de Joe Biden, pese a su imagen establecida como “defensor de la democracia”, celebró la llamada Cumbre por la Democracia y lanzó la iniciativa de “Reconstruir un Mundo Mejor” (B3W), cuya esencia sigue siendo mantener su hegemonía so pretexto de la democracia y la libertad. A los países en desarrollo que enfrentan “desafíos de desarrollo”, EE. UU. sigue imponiéndoles presiones con la excusa de que “de veras tienen problemas, por eso tenemos que trabajar por ayudarles”. Mientras que a otros que no se encajan en esta categoría, sigue reprimiendo su desarrollo comercial y científico-tecnológico.

“La democracia y la libertad” no deben ser una herramienta para la expansión hegemónica. El conflicto entre Rusia y Ucrania no tiene nada que ver con la democracia y la libertad. El hecho de que EE. UU. obligue a otros a tomar partido con esta excusa no es más que ponerle un nuevo disfraz a la Doctrina Monroe para servir a su propia hegemonía. 

Con información de CGTN

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