La pandemia acelera la consolidación del papel de China como actor global, pero es un proceso que también venía de antes, porque desde 2001 Estados Unidos ya había reconocido el gigante asiático como un competidor estratégico y planteaba relaciones de cooperación que a la vez buscaban la contención. Entre 2008 y 2009 se produjo el lanzamiento de los BRICS, acompañado de una cierta institucionalización, y China redujo la compra de bonos del Tesoro de Estados Unidos, así como activó la adquisición de empresas globales y lanzó, en 2013, la Iniciativa de la Ruta y la Franja (BRI), considerada una respuesta al impulso del TPP por las fuerzas globalistas. Estos movimientos son parte de la lucha por la reconfiguración del Orden Mundial que exacerban las reacciones imperiales de Estados Unidos y alimentan la guerra mundial híbrida y fragmentada y la disputa geopolítica.
Según el análisis del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales -CLACSO-, el surgimiento del nuevo coronavirus/Covid-19 ha estimulado el debate sobre su impacto en el mapa de poder mundial que se viene configurando desde principios del siglo XXI. Esta reconfiguración de la geografía del poder tiene lugar en el marco de la crisis global que azota al sistema desde el 2008; y desde enero de 2020 a la crisis global en marcha, se suma la pandemia, la que algunos teóricos del sistema han pretendido presentar como causa de la crisis, cuando realmente ha sido un fatídico catalizador o acelerador de procesos en desarrollo.
Sobre el tema entrevistamos al catedrático y experto en temas internacionales y de China Milton Reyes.
Los cambios que se avecinan tienen que ver con un nuevo orden geopolítico, el cuestionamiento a la globalización neoliberal, el cambio del paradigma tecnológico y la visibilización global de un nuevo patrón de acumulación cuyo referente estará en Asia, especialmente en China, asentado en la aceleración del cambio tecnológico y una relación ciudadano-Estado-mercado basada en una nueva ingeniería social distinta a la de Occidente. En este nuevo contexto es previsible la profundización de la disputa geopolítica sobre América Latina y el Caribe entre los poderes globales establecidos y emergentes.
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