Que el deporte es uno de los hábitos más saludables de los que puede adquirir el ser humano es algo más que evidente. Mucho se habla de las bondades que genera practicar un deporte desde bien joven hasta la vejez, siempre en la medida de lo posible. No obstante, existen algunas diferencias entre unos deportes y otros dependiendo de la mecánica y técnica que exija el deporte en cuestión. En este caso, nos toca hablar del tenis, uno de los deportes más practicados en muchos países pero muchas veces no suficientemente valorado como merece.
En este caso, un estudio realizado por la Clínica Mayo llegó a la conclusión de que el tenis puede llegar a alargar la vida hasta 9,7 años, y que son los deportes de raqueta los que generan un mayor incremento de años de vida.
La clínica Estadounidense llegó a la conclusión en cuestión tras un estudio estadístico realizado durante 25 años a más de 8500 deportistas, ante lo que se localizó un aumento de la esperanza de vida en función del deporte que practicase el deportista.
Entre el resto de deportes susceptibles en el análisis cabía destacar el bádminton con 6,2 años y la Natación, con un 4,2.
La cuestión a analizar es cómo puede una simple actividad física alargar la vida de una persona, y por qué un simple accesorio como una raqueta puede ser determinante y marcar la diferencia a la hora de determinar el alargue de la esperanza de vida.
El argumento
El Doctor en fisiología Andrés Toro, en referencia de un artículo de V.García y F.De la Hoz, argumenta que deportes cómo el tenis y el fútbol reúnen un tipo de mecánica de movimientos explosivos con carácter anaeróbico, que facilitan un déficit de oxígeno y que debe estar coordinado con una condición física y aeróbica decente como mínimo. En este caso, ambos deportes exigen picos de intensidad durante un periodo considerable de tiempo, a diferencia de otros deportes donde el ritmo y esfuerzo es constante.
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