Wang Fu Jing, el sector donde los turistas disfrutan las delicias exóticas de China

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La comida exótica en Beijing es apetecida más por los turistas que por los habitantes de esa ciudad asiática. La prueba de ello está en el mercado nocturno de Wang Fu Jing, ubicado en el barrio del mismo nombre que se encuentra en el centro de la capital pequinesa.

A lo largo del día, pero sobre todo al caer la noche, el mercado de Wang Fu Jing, una estrecha calle de las tantas que componen el distrito Dongchen, se llena de turistas de todas las edades y nacionalidades que llegan atraídos por extravagantes platillos como brochetas de estrellas y caballitos de mar, serpientes, arañas, alacranes, escorpiones o cucarachas.

Debajo de una pagoda de tonos rojos, dorados y verdes (característicos de la cultura china) un par de figuras de madera, decoradas con un traje ceremonial típico y con las manos en señal de oración, dan la bienvenida a los visitantes.

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Ya adentro, los turistas se encuentran con escorpiones y alacranes atravesados en palos de pinchos que esperan a que algún viajero se decida a probarlos. El ritual es sencillo: es cuestión de escoger la brocheta que uno quiera, pagar por ella 20 yuanes (3 dólares aproximadamente) y esperar que el vendedor lo meta en aceite hirviendo por tres minutos antes de experimentar su sabor.

De las decenas de personas que visitan a diario el mercado de Wang Fu Jing son los turistas europeos, americanos y latinos quienes degustan de esta exótica comida, eso sí, aplaudidos y animados por los chinos que aprovechan el momento para tomar fotos y hacer videos en sus teléfonos celulares.

Estos exóticos aperitivos no son tan comunes en la comida oriental como pretenden hacernos creer (al igual que el perro), aunque componen un indudable atractivo turístico y gran parte de los turistas acaban degustando una araña o un escorpión.

En este mercado la oferta gastronómica también incluye codornices enteras (con cabeza y todo) adobadas con condimentos que les dan un color rojo y un sabor acaramelado; carne de serpiente, también condimentada, patas de cerdo, postres, papas en forma de espiral, mazorcas de maíz dulce, entre otros aperitivos.

El recorrido por el mercado toma alrededor de una hora, en la que también se puede disfrutar de una especie de ópera china que se presenta en un pequeño teatro adaptado en una de las esquinas de la calle.

La gastronomía es variada y si, después de probar los bichos, su apetito no está saciado, el turista puede optar por platos tradicionales chinos que incluyen fideos y arroz en una especie de “patio de comidas” que se encuentra al interior del mercado.

Pero Wangfujing es más que solo comida. Al interior del mercado también se puede encontrar tiendas de ropa y artículos típicos de China que podrían funcionar como Suvenires a precios totalmente accesibles.

El contraste se siente al salir del mercado, pues a lo largo de la avenida también se encuentran dos grandes centros comerciales que albergan tiendas de las mejores marcas. También se puede encontrar una librería y varias cafeterías. / LAC.

Confirmado.net

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