En el país del arranche neoliberal que superamos con las transformaciones de la Revolución Ciudadana, el petróleo beneficiaba únicamente a las transnacionales que se llevaban el 80% de cada barril de crudo, mientras el dueño del recurso, el pueblo del Ecuador, apenas se quedaba con el 20%; y de ese magro valor los sapos de la partidocracia restaban el 10% para sus fonditos de garantía para el pago de la deuda externa, cuyos títulos valores estaban en su poder; es decir se aseguraban con nuestro dinero la recuperación de sus papeles especulativos de deuda que compraban al 10% o máximo al 15% de su valor nominal, para luego redescontarlos al 100% y hasta con premio. Negocio redondo.
En los albores de la década ganada el Presidente Correa tomó la histórica decisión de revertir el destino de la renta petrolera, para que el 80% reciba el Estado ecuatoriano y el 20% las empresas petroleras. Además cambió la naturaleza de los contratos, dejando atrás los de participación para poner en vigencia los de obra cierta. Todo ello significó la verdadera recuperación de la riqueza petrolera no renovable para financiar las extraordinarias y maravillosas obras construidas por el Gobierno de la RC. Con el beneplácito de la inmensa mayoría de compatriotas, vimos cómo se convirtió en realidad el Sumak Kawsay, en acatamiento al mandato constitucional de Montecristi. La derecha gobernante, con el pretexto de atraer inversión extranjera, mete mano en la distribución soberana de nuestra riqueza petrolera, entregando el 87% a las transnacionales y apenas el 13% para los dueños del petróleo. ¿Cómo se llama eso?
El odio revanchista de los que traicionaron la voluntad popular ha llegado a niveles demenciales que sorprende a la comunidad internacional ante la ofensiva de quienes recibieron nuestro voto militante y se burlaron del proceso revolucionario, buscando “descorreizar” al país y proscribir de la memoria popular la imagen del Presidente Inolvidable.
Consulta inconsulta, junta de notables, Consejo Electoral sometido al capricho cuántico. Ahora que ya no le necesitan, lo desechan como cualquier mueble viejo. Primero que en cuestión de horas iba a reventar la Refinería de Esmeraldas, con dos mil millones esfumados. Hasta ahora sigue funcionando la planta. Todo falso, escándalo, alharaca. Que la Refinería del Pacífico en Manabí es un robo, total el seguimiento del proyecto muestra que se ha construido la obra civil con los accesos del Aromo. Que el pozo petrolero Singue es otro robo. El Dr. Augusto Tandazo, conocido por su oposición al Correísmo, les dejó en ridículo por cuanto querían castigar la eficiencia de la empresa contratista que entregó resultados no en 5 años, como era su compromiso, sino en un año. Que Correa había superado el techo de la deuda. Otro escándalo amplificado por el poder mediático. Vienen los Ministros de Finanzas y el primero informa que la deuda asciende a 28 mil millones y la segunda que a 32 mil millones. ¡Afuera! por no saber mentir.
El nuevo Ministro de las filas empresariales y bancarias aboga ahora por eliminar el techo de la deuda externa, restándole importancia a ese detalle. Que siga el LAWFARE, la persecución, que al ritmo de ese escándalo empujado por la prensa “libre e independiente”, Balda ya se proclamó candidato a Presidente de la República. Ha de ser un chiste.
Confirmado.net / Juan Cárdenas
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