Silencio que avergüenza (O) Milton Luna

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“No deje que me lleven” era el grito desesperado de la niña que fue raptada el 12 de junio anterior, en el recinto ‘El Diamante’, parroquia Sevilla, del cantón Cascales, de la provincia de Sucumbíos. “Dos hombres con sus rostros cubiertos, ingresaron armados al aula, amenazaron a la docente y a los 28 niños y niñas…

Se llevaron a una niña de 12 años que espera un bebé”, cuenta una testigo que llegó al sitio del hecho, a la escuela unidocente “Carlos Chávez”, encontrando a una madre destrozada del dolor, a una población en pánico y a unos niños que experimentaron la brutalidad de uno de los presuntos grupos armados irregulares, que pululan esta región.

En estricto rigor este es el tercer rapto, en estos meses, en la frontera norte. Primero fueron los 3 periodistas de EL COMERCIO, en seguida la pareja de la que nadie tiene noticias y luego esta niña. Pero lo que preocupa de este último hecho, no solo es la creciente violencia, la invasión a una escuela o el rapto de una niña embarazada, sino también el silencio sobre el caso de parte del Estado, de la sociedad y de los medios.

Silencio que avergüenza y duele. ¿Dónde están las acciones, discursos, y ruedas de prensa de los ministerios de defensa, interior y educación? ¿Dónde están los flashes, las cámaras y los periodistas de radio, prensa y TV, que informen sobre esta historia, sobre la niña, sobre el sufrimiento de su madre, sobre los compañeritos, y sobre esa maestra que 14 años está frente a una labor tan sacrificada? ¿Dónde están las reflexiones sobre una zona con una ausencia del Estado, tierra de nadie, cuyos niños y especialmente niñas son mercancías entregadas a los grupos violentos? ¿Dónde están las investigaciones sobre un sistema educativo impotente en la zona y, sobre una escuela que dejó de ser un espacio de respeto y protección? ¿Dónde están las voces de la sociedad civil? ¿Dónde estamos todos? ¡Vergüenza! En verdad, un medio grande, El Universo, el 14 de junio, en un rincón de la página de seguridad, informó escuetamente sobre el incidente. ¿Qué nos pasa?

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No solo somos un país en el que la violencia escala incontrolable, sino que, como lo demuestran los casos del probable cura violador en serie de Cuenca, o del inspector pegador del Colegio Mejía, estamos frente a una sociedad indolente y encubridora de los violentos, que ha naturalizado el maltrato. Sociedad del escándalo y olvido rápidos. Pero también de un estado, una sociedad, y unos medios que vemos a través de unos lentes elitistas, urbano centristas, y auto referenciados. No hay duda que ese refrán: “te bautizas, si tienes padrinos” nos retrata. Si eres pobre, indígena o mestizo, mujer, niño o niña, urbano marginal o rural, no tienes prensa, ni trabajo, ni buena educación ni futuro. Tienes discriminación y silencio.

Confirmado.net / EL COMERCIO

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