De los acomodos de la muerte y el día para celebrar la lectura

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Parecería que nos fascinan las casualidades, esas que son más propias de la vida que de la literatura. Herederos de los trazos arquitectónicos de las iglesias barrocas, ansiamos que las irregularidades que presentan la vida y la muerte se acomoden a la simetría del espacio y el tiempo que las contenga. Y, si las coincidencias no son tales, llegamos al punto de fabricarlas para regocijo de las formas.

Nos desilusiona un poco enterarnos que César Vallejo no murió como escribió en su poema, “tal vez un jueves, como es hoy, de otoño”, sino un viernes, aunque nos consuela que digan que sí llovía. Algo de satisfacción no envuelve al saber que García Márquez, igual que Úrsula Iguarán, falleció en Jueves Santo, y que, el 17 de abril, fecha de la muerte del autor de Cien años de soledad es la misma fecha que la de Jorge Isaacs, el autor de María. Leer el artículo completo

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