ODEBRECHT, la rama de los CUERVOS (O)

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    Por Marisol Bowen

    Respecto al caso Odebrecht, podemos encontrar información por todos lados, en especial en las redes sociales, la que suplantó al papel para aguantarlo todo; donde la “noticia” mal contada se dispersa como pólvora con memes y pronunciamientos opositores falsos. El resultado de lo que finalmente tiene nombre ¡Desinformación!

    De esto hay corresponsabilidades expresas, entre ellas la de los medios y sus amarillistas encabezados, la mala intención de sesgar la información y darle relevancia solo a un nombre, acompañado de una frase repetida como cromo, “el tío de Glas”, “el tío de Glas”, bis; solo un nombre es importante ¡entre tantos nombres más!

    De ahí que los artículos revolucionarios, ante tantos mecanismos de oposición, resulten un mecanismo de defensa, medianamente equitativo.

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    Volviendo al punto, el caso Odebrecht es un ejemplo de ello, con él se ha pretendido dos cosas, manchar la honra de un Presidente que salió por la puerta grande y obviar incluso su gestión respecto a las investigaciones; algo que sospechosamente oscurecieron y que ha causado un justificado malestar en Rafael Correa, quien se enfrenta a los efectos de la información falsa, instigadora e incompleta; la que le han hecho digerir a su pueblo.

    Odebrecht, es una empresa constructora brasileña, vinculada a la CIA y al Banco Mundial, cuyo principal accionista es Estados Unidos; acusada de entregar sobornos a cambio de contratos a funcionarios de múltiples gobiernos, así como de financiar campañas políticas; una red de corrupción que involucra a varios países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Panamá, Perú, Portugal, República Dominicana, Venezuela, entre otros.

    Esta empresa no llegó a Ecuador con Rafael Correa, como algunos maliciosamente aseguran, esta empresa empezó a firmar contratos en Ecuador desde 1987 en el gobierno de León Febres Cordero – del partido Social Cristiano – luego con el gobierno de Gustavo Noboa y el gobierno de Lucio Gutiérrez.

    Una vez que se descubrió la corrupción de esta empresa en Brasil, los detenidos empezaron a delatar a los supuestos corruptos involucrados, es aquí donde entra el Gobierno de Ecuador y cuando Rafael Correa inicia las investigaciones; quien posteriormente salió de su gobierno dejando las investigaciones encaminadas. Así empieza la historia que fue contada a medias.

    Del resultado de esas investigaciones, más la información proporcionada por Brasil, el actual Gobierno de Lenín Moreno, realizó hace pocos días varios allanamientos y varias detenciones. Eso ya lo sabemos porque lo han celebrado con bombos y platillos. Frente a los resultados de dicho operativo, se alzaron las voces de júbilo, incluso desde el mismo Gobierno y omitieron el trabajo realizado por meses por el Gobierno de Rafael Correa y la Revolución Ciudadana, es decir, numéricamente hablando, el 90% de ese exitoso golpe a la corrupción, fue fruto del trabajo previo, insisto, realizado durante meses por el Gobierno de Rafael Correa.

    No es necesario acudir a los libros de historia, sino a la memoria a corto plazo, para recordar la insistencia de Rafael Correa al Gobierno de Brasil porque rompa el sigilo y entregue la información de los involucrados en Ecuador, sobre los actos de corrupción; un gobierno de derecha que guardó silencio con una información que, dicho sea de paso, no es una lista como tal, sino información que estratégicamente entregaron el 1 de junio de 2017, cuando Rafael Correa ya no era Presidente y que fue entregada al actual Gobierno de Ecuador, con la que se pudo ejecutar los allanamientos y las detenciones – me explico – esa información era lo único que faltaba y que provocó la espera involuntaria del Gobierno de Rafael Correa, lo que causó que sea cuestionado como cómplice de un silencio que no estaba en sus manos y por lo que llegaron incluso a decir que ocultaba la supuesta lista y encubría a los supuestos corruptos; mientras Brasil escudaba su silencio en una muy conveniente justificación “un acuerdo con los supuestos delatores”, es decir, los corruptos de Odebrecht detenidos, le dieron al gobierno de Brasil la información, pero también la fecha que debía entregarla a Ecuador.

    Con la poca información proporcionada, el Gobierno de Rafael Correa armó un plan estratégico de investigación por meses, que involucró a la Fiscalía, Servicio de Rentas Internas (SRI), la Unidad de Análisis Financiero (UAF), Secretaría Nacional de Inteligencia (Senain); ubicaron a los posibles corruptos involucrados, los investigaron, les siguieron los pasos, les pisaron los talones, los identificaron; pero sin la información final no podían actuar con los allanamientos y las detenciones. De ahí la importancia de la información que después el gobierno de Brasil le entregó a Ecuador. Claro, un gobierno de derecha como el de Brasil, jamás le daría tal protagonismo a uno de izquierda y revolucionario como el de Rafael Correa, en el momento álgido de las circunstancias, verlo cuestionado es más maquiavélicamente placentero y con efectos desestabilizadores como los que los caracteriza, de hecho así llegaron donde están.

    Efectivamente esta información llegó, tal como lo indicaron las autoridades de Brasil, junio de 2017, pero se la tomó como “virgen” por muchos y como el logro de la lucha contra la corrupción, de una semana de gobierno.

    En pocas palabras, el esfuerzo y todos los meses que se dedicaron en las investigaciones con el Gobierno de Rafael Correa, fueron en vano. De ahí las expresiones de descontento del recordado mandatario, “Creer que las detenciones y allanamientos de la madrugada del 2 de junio, son fruto de poco más de una semana de trabajo -con feriado incluido-, es ingenuidad extrema o abierta mala fe”. Yo me quedo con la posibilidad de la “abierta mala fe”.

    Es decir, ¡nadie sabe para quién trabaja!. Cuando lo más humano y condescendiente políticamente -se supone – era simplemente darle al César lo que es del César. De haber sido así, el bestial ataque emprendido no hubiera ocurrido; si la ingratitud, que es un monstruo aterrador, no se hubiera puesto de manifiesto.

    La pregunta del millón es ¿por qué no lo hicieron?, ¿por qué no aclararon que Rafael Correa había gestado ese golpe a la corrupción?, sabiendo por lógica elemental, que ocultarlo provocaría una ola de ataques desmedidos y viscerales contra Rafael Correa y contra su Gobierno, que sería la gasolina para incendiar la honra ajena de un Presidente histórico con una gestión sin precedentes, que eso pondría en tela de juicio su labor intachable y su lucha incansable contra la corrupción, porque seamos realistas, un gobierno sin corruptos infiltrados, !sería un gobierno de Neptuno!

    Volvemos a la pregunta, ¿porque no lo hicieron?, si sabían que al estar un familiar de Jorge Glas entre los detenidos, provocaría un nuevo ataque injusto en su contra – para variar – así como el pedido descabellado de su cargo como Vicepresidente, como si Juan tuviera la culpa de lo que hace Pedro. Si sabían que eso sería la comidilla de los medios opositores que han cenado con gula !carne revolucionaria!; que eso pondría a muchos en contra y a favor de Rafael Correa, que eso nos pondría a revolucionarios contra revolucionarios, a pueblo contra pueblo y que finalmente nos dividiría entre Correistas y Leninistas, entre defraudados y esperanzados; que es lo que efectivamente está ocurriendo.

    No conforme con esto, nadie de los que esperábamos un pronunciamiento coherente y remediador, ni José Serrano, ni Gabriela Rivadeneira, ni el mismo Presidente Lenín Moreno, etc. han salido a la palestra pública a enmendar el error (de haber sido el caso). Nadie salió a decir públicamente que el Gobierno de Rafael Correa fue el eje de ese famoso golpe a la corrupción y que la misión se consiguió con la información de Brasil que acababa de llegar. Lo que además dejaría claro que Rafael Correa y su gobierno jamás ocultaron información, ni encubrieron a los corruptos. No se habrían ganado disculpas, sin duda, hace falta una oposición digna y a la altura para eso, pero se habría hecho justicia, por lo menos.

    El silencio es también complicidad, complicidad de una injusticia con peligrosos efectos colaterales, complicidad porque indiscutiblemente ¡el que calla otorga!

    Con una simple aclaración en honor a lo justamente merecido, habrían desarmado a tanta calumnia vertida contra Rafael Correa, Jorge Glas y un Gobierno que cambió el rumbo oscuro de la Patria. Aclaración que los revolucionarios seguimos esperando y que los esperanzados no esperan, porque el conformismo conveniente es brutalmente cómodo.

    No conforme con los efectos colaterales sufridos, el actual gobierno ha solicitado “ayuda” internacional a la ONU para el tema Odebrecht, marcando con esto un retroceso monumental con él que ha llevado a la Patria a ese punto, del que le costó a Rafael Correa 10 años sacarnos; la intervención extranjera en los asuntos internos del país, algo que aseguraba y respetaba nuestra soberanía.

    ¿Es que acaso no somos capaces de sanarnos solos?, Rafael Correa nos demostró que si, Odebrecht es un ejemplo de ello y varios casos de corrupción que han sido procesados e investigados en su Gobierno, ¿o de donde creen que salieron los nuevos delincuentes autodenominados “perseguidos políticos”?, de eso precisamente, de la lucha contra la corrupción ¡de manera soberana!

    De ahí las palabras de rechazo de Rafael Correa «Lo que sí sorprende es que se nombren oficialmente comisiones ad hoc, y, más aún, se pida “ayuda” a organismos internacionales, claudicando en lo avanzado todos estos años en cuanto a institucionalidad y soberanía se refiere». Palabras a las que nos sumamos muchos, porque solo hace falta medianamente entender la gravedad del asunto para vislumbrar el futuro. Una determinación que da luz verde a la injerencia internacional y que cualquier hijo de vecino se blinde de derecho para intervenir en nuestros asuntos internos; es simple, si abrimos la puerta sin respeto propio, ¡hasta el injusto entra!

    Para terminar de ajustar la tuerca de lo inaudito, la autodenominada “comisión nacional anticorrupción” – las minúsculas son inevitables por consecuentes – han demandado al Presidente Lenín Moreno, retirar de sus funciones al Vicepresidente Jorge Glas; pedido a modo de orden que no tiene asidero legal; no hay causales para pedir, peor ejecutar la remoción del Vicepresidente, ni su comparecencia a la Asamblea Nacional, por muy comisión aparecida que sea; no hay ley sobre la Constitución de la República, mucho menos caprichos que la soslayen.

    Darle paso a esa solicitud traída de los cabellos -por mera apariencia y deseos enemigos- implicaría un atropello a la Carta Magna y los derechos constitucionales del Vicepresidente elegido de manera democrática y por voluntad popular; sería improcedente jurídicamente y un golpe bajo a los millones de ciudadanos que lo designamos como tal.

    ¿Será acaso que además se está politizando el asunto?, a falta de héroes y luchas propias, se vale alardear con luchas ajenas y en el fin sacrificar un inocente, para enarbolarlo después ¡como bandera de triunfo!

    La popularidad es necesaria, pero solo a pulso propio y sin injusticias ¡es realmente merecida!

    En medio de toda esta vorágine de ingratitudes, injusticias, deslealtades y calumnias, – y que son solo el principio – pareciera que lo que pretenden es debilitar a Rafael Correa sacando del Gobierno a su hombre de confianza, condenarlo sin culpa alguna y finalmente, al mejor estilo de los cuervos mal agradecidos, dejarnos ciegos ¡arrancándole los ojos a la Revolución! (O)

    Marisol Bowen

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