Desde que asumió Mauricio Macri en diciembre de 2015 la salud pública de la Argentina ha sufrido las consecuencias de la implementación de un proyecto neoliberal: recorte presupuestario, despidos de trabajadores y trabajadoras de la salud y cierre de programas sanitarios, lo cual permite prever el empeoramiento de los indicadores sanitarios en un futuro cercano.
Mauricio Macri ha llegado al poder mediante el fraude a su electorado. Realizó falsas promesas de campaña, generando junto a los medios de comunicación hegemónicos un sentido común que ocasionó que el pueblo pensara que un empresario podía gobernar de acuerdo a los intereses de las mayorías y no de su clase social. Es así durante la campaña dijera: “No vas a perder nada de lo que ya tenés”. La promesa era un cambio de rumbo en el cual se pudiera conservar lo conquistado. En el sector salud, área muy sensible a las variaciones socioeconómicas, el “cambio” pudo verse con velocidad: en todas las áreas ha habido un recorte presupuestario, un achique del Estado y un retiro del mismo en su función de controlador para garantizar igualdad de oportunidades.
Ejemplo de esto es que en campaña el presidente Macri expresaba “Durante los primeros seis meses llevaremos a cabo un plan intensivo en los principales lugares del país con población en condiciones de pobreza extrema. Intervendremos a través de unidades móviles con equipos interdisciplinarios y en coordinación inter ministerial atendiendo las necesidades más urgentes en materia de salud.” En contraposición con su promesa de ir a los territorios, su primera acción de gobierno en el área sanitaria fue perseguir y despedir a los trabajadores y trabajadoras que desplegaban acciones sanitarias en los barrios más postergados, desarmando los equipos interdisciplinarios territoriales, dejando guardados en un depósito consultorios sanitarios móviles y -aún transitando la peor epidemia de dengue de la historia del país- definir no destinar esos recursos a desarrollar acciones de prevención y promoción de la salud que pudieran poner un freno a dicha epidemia. El Ministerio de Salud tomó entonces la decisión de retirar el Estado nacional de los territorios y dejar librada a la suerte de cada provincia y municipio la posibilidad de desplegar abordajes sanitarios eficaces.
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