Fidel! Hasta la victoria siempre

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    El presidente de Cuba Raúl Castro, anunció en la televisión estatal la muerte de su hermano, Fidel. Raúl, que asumió su cargo hace 10 años, le dijo a la nación que el «comandante en jefe de la revolución cubana» había fallecido y que, «de acuerdo a la voluntad expresa del compañero Fidel» sería cremado el sábado.

    Desde ese momento se produjeron una serie de reacciones a nivel global. Líderes latinoamericanos, el papa Francisco, Barack Obama, Donald Trump, detractores, admiradores, para nadie pasó desapercibida la noticia.

    Castro, el líder que marcó el último siglo con su revolución de barbudos y la lucha contra Estados Unidos, murió a los 90 años. Una Cuba en duelo le rinde tributo, mientras el mundo recuerda su influyente y controvertido legado.

    Cuba pareció detener su marcha en seco. Pese a su edad y visible deterioro, el deceso de Fidel Castro sorprendió a todos, y más cuando ni siquiera hubo rumores previos sobre su salud.

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    El exilio en Miami destapó botellas de champán. «¡Cuba libre!» y «¡Libertad, libertad!», gritaban los férreos opositores al gobierno socialista.

    Mientras en La Habana, Irma Hierrezuelo, una enfermera jubilada de 65 años, resumió lo que significó Fidel para generaciones de cubanos. «Él fue el otro padre que yo conocí, le debo los estudios de enfermería, se lo debo todo», dijo esta mujer que confesó haberse medicado para controlar los nervios.

    Los restos del ícono de la izquierda mundial serán cremados este sábado bajo la misma reserva que hasta el último momento cubrió su vida íntima.

    Fidel Castro se proyectó al mundo desde su pequeña isla del Caribe, donde ejerció el poder absoluto por 48 años.

    Poco después de derrocar al dictador Fulgencio Batista en 1959, abrazó el comunismo y montó un sistema de partido único que universalizó la salud y la educación gratuitas, pero en el que jamás aceptó disidencias. Decenas de opositores fueron encarcelados bajo su gobierno.

    La isla, que se preparaba para celebrar una de las gestas de su histórico líder (el desembarco del yate Granma que dio paso a la hazaña revolucionaria), guardará luto por nueve días.

    La isla, que se preparaba para celebrar una de las gestas de su histórico líder (el desembarco del yate Granma que dio paso a la hazaña revolucionaria), guardará luto por nueve días.

    Una procesión con las cenizas de Fidel Castro recorrerá el país por cuatro días hasta Santiago de Cuba (oriente), donde serán depositadas en el cementerio Santa Ifigenia, el 4 de diciembre.

    Fidel había cedido el poder en 2006 a su hermano Raúl a causa de una crisis intestinal que lo tuvo al borde de la muerte. En 2008 renunció definitivamente a la presidencia y en 2011 a la jefatura del Partido Comunista de Cuba.

    Fidel Castro posa junto a Salvador Allende, líder socialista de Chile, derrocado y muerto en 1973.

    Fidel Castro había cumplido los 90 años el 13 de agosto. La vejez y las secuelas de la enfermedad lo habían diezmado, pero con su sola imagen seguía ejerciendo gran influencia.

    «No creo que la muerte de Fidel cambie en nada la política del país, la política seguirá por el mismo curso que va. No es una noticia inesperada», declaró a la AFP Carlos Alzugaray, exdiplomático y académico cubano.

    Su deceso tomó en pijamas a la mayoría de cubanos. Marco Antonio Díaz, de 20 años, contó que estaba en una fiesta en La Habana cuando, de repente, detuvieron la música para dar a conocer la noticia. La celebración terminó abruptamente.

    «Regresé a casa y desperté a todo mundo: Murió Fidel. Mi mamá quedó pasmada», contó a la AFP este trabajador de una lavadora de autos.

    Alejado del poder, Fidel se dedicó a escribir artículos de prensa y a recibir a personalidades en su casa en La Habana.

    En los últimos años se había obsesionado con el calentamiento global, el riesgo nuclear, la sobrepoblación mundial, la preservación de la paz y Estados Unidos, su eterno enemigo.

    Fidel Castro llegó a ser el más antiguo gobernante en ejercicio en el mundo y bajo su régimen nació el 70% de los más de 11 millones de cubanos.

    Esta combinación fotográfica, realizada en agosto de 2016, muestra al líder cubano desde su infancia hasta la actualidad. /AFP

    Irreductible adversario

    Fidel alcanzó a ver lo que pareció imposible en su era: el fin de la enemistad con Estados Unidos. Cinco años menor, su hermano Raúl protagonizó un histórico acercamiento con el presidente Barack Obama.

    Ambos países restablecieron lazos diplomáticos el 20 de julio de 2015, cerrando el último capítulo de la Guerra Fría en América.

    Obama, que en pocas semanas dejará la Casa Blanca en manos de Donald Trump, dijo que «la Historia juzgará el enorme impacto de esta singular figura» que fue Fidel, y destacó que «durante mi presidencia trabajamos duro para dejar atrás el pasado» y basar «la relación (…) por las muchas cosas que compartimos como vecinos y amigos».

    Foto tomada en diciembre de 2003. Fidel conversa con su hermano Raúl, entonces ministro de la Fuerza Armada Revolucionaria. / AFP

    Irreductible enemigo de Washington, Fidel no se opuso a la reconciliación diplomática, pero tampoco cedió a las presiones estadounidenses, incluida la del embargo vigente desde 1962 con el propósito de desmontar el régimen comunista.

    En uno de sus últimos escritos, el dirigente cubano se refirió al entonces candidato Trump como un «descalificado». El hoy presidente electo ha enviado mensajes ambiguos sobre el futuro de la relación bilateral.

    Aunque Trump dejó muy clara su postura al comentar la muerte de Fidel: «Hoy el mundo es testigo del deceso de un dictador brutal que oprimió a su propio pueblo por casi seis décadas.

    Símbolo para unos de soberanía, dignidad, solidaridad y justicia social, el líder cubano también era para muchos la encarnación del mal, un dictador megalómano y cruel que no soportaba la crítica.

    Miriam Leyva, una opositora que perteneció a las Damas de Blanco, cree que la muerte de Fidel abrirá oportunidades. «Ya es hora de que el pueblo cubano tenga posibilidades de tener nuevos dirigentes en Cuba y poder participar en la vida política, económica y social de nuestro país por voluntad propia», dijo a la AFP.

    Cubanos muestran retrato de Castro durante el desfile por el día del trabajo, el 1 de mayo en La Habana. / AFP

    Simplemente Fidel

    Uno de los últimos protagonistas de la Guerra Fría y de su momento más tenso -la crisis desatada por la instalación de los cohetes soviéticos con ojivas nucleares en Cuba en 1962-, Fidel Castro lideró un movimiento insurgente de alcance continental en América Latina.

    Sin embargo, la izquierda en América Latina logró por la vía electoral lo que Fidel promovió con las armas. El líder cubano vivió lo suficiente para ver el resplandor y deterioro de gobiernos afines.

    La Venezuela del fallecido Hugo Chávez le dio un respiro a la Revolución cubana tras el derrumbe de la potencia soviética. Fidel se convirtió en el guía del entonces mandatario, que antes de morir en 2013, delegó el poder a Nicolás Maduro, otro ferviente aliado de Cuba.

    Nacido el 13 de agosto de 1926 en la aldea de Birán (oriente), hijo de un inmigrante gallego devenido terrateniente y una cubana humilde, Fidel derrocó la dictadura de Fulgencio Batista.

    Bajo su gobierno, más de un millón y medio de cubanos abandonaron la isla por razones políticas y económicas, y se radicaron principalmente en Miami, Estados Unidos.

    En abril, en la clausura del Congreso del Partido Comunista, había pronunciado un discurso con aires de despedida. «Pronto seré ya como todos los demás. A todos nos llegará nuestro turno».

    Fidel enfrentó a 11 presidentes de Estados Unidos, y en 40 años (1958-2000) escapó a 634 complots asesinos, según Fabián Escalante, exjefe de inteligencia cubano.

    El líder cubano deja siete hijos de cuatro mujeres.

    Confirmado.net / Andes

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