Expreso: En 10 horas se revivieron instantes finales de Karina

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    Alas 19:25 del lunes, un patrullero de la Policía cerró el acceso a la calle Granda Centeno y M. Andrade, en el norte de Quito.

    Solo se abrió el paso a un vehículo Vitara y cinco camionetas del Ministerio de Justicia que llegaron veloces y frenaron a raya en medio de la calle. Los automotores se colocaron uno detrás de otro frente al edificio Génesis.

    En el interior iban Nicolás L., Manuel M., David P., José S. y Cecilia R., las personas que acompañaron a Karina del Pozo en sus últimos minutos de vida entre la noche del 19 y la madrugada del 20 de febrero.

    Ellos permanecieron dentro de los vehículos por una media hora. En el quinto piso del edificio, el fiscal Vicente Reinoso reconstruía la reunión que mantuvo Juan V. con los seis jóvenes las horas previas al asesinato de Karina.

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    Agentes de Criminalística tomaban fotos y realizaban mediciones en los exteriores del edificio. Familiares y amigos de la joven asesinada y de los sospechosos del crimen observaban desde las aceras, subidos en los árboles o desde sus vehículos. Llegó el momento y de uno en uno subieron al departamento a relatar los detalles de la reunión de amigos.

    «Asesinos», «malditos», gritaban los familiares de Karina. Los curiosos se unían a ese dolor. «Podrá dormir esa gente», repetía Cecilia López, una moradora del lugar. Ella se detuvo a mirar lo que ocurría mientras paseaba a sus perros Canela y Shelby.

    Tres horas transcurrieron. Finalizado ese tiempo salieron los actores que recreaban a los sospechosos. Se subieron en el vehículo y avanzaron una cuadra hacia el occidente.

    Minutos después los personajes reales fueron subidos a los vehículos en los que llegaron, en medio de los insultos y la ira de los presentes.

    Los cuatro varones llevaban cascos y chalecos antibalas. Cuando salió Cecilia hubo silencio. En menos de cinco minutos la caravana llegó al domicilio de la chica.

    Ella relató que cuando abandonó el departamento de Juan V. fue la primera persona en bajar de la camioneta negra doble cabina en la que se movilizaban los seis esa noche.

    Luego policías, fiscal, familiares, abogados, sospechosos y periodistas se desplazaron hasta la quebrada de Llano Chico, el lugar donde fue encontrado el cuerpo de Karina.

    El acceso a la quebrada fue bloqueado por unos 30 gendarmes. Ellos tenían como misión impedir que cualquier persona que no fuera parte en la diligencia, ingresara. Allí el fiscal Reinoso escuchó los detalles del crimen hasta cerca de las 04:00 de ayer.

    Los sospechosos recordaron las escenas que precedieron la muerte de la joven.

    En el ingreso a la quebrada, sentado al pie de una cementera de maíz, el padre de David P. lloraba. «Moriré convencido que mi hijo es inocente», repetía llevándose las manos al rostro y a la cabeza. Hablaba también de que tuvo que afrontar «el dolor más grande de perder a la madre de mis hijos». El informe sobre esta diligencia estará listo la próxima semana.

     

    Expreso / Confirmado.net

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